Si ves una peli de acción, lo más normal es que la mayoría de las escenas de combates y situaciones de riesgo las lleven a cabo especialistas (también conocidos como “dobles”). Personas entrenadas física y psicológicamente para hacer realidad momentos que serían demasiado peligrosos para los actores y demasiado caros para las productoras (principalmente por lo que costaría asegurar a los artistas).
Pero si hay un actor que se pasa este statu quo por su partes más nobles siempre que tiene la ocasión es el veterano Tom Cruise. Y es que, a día de hoy, el actor estadounidense es famoso por protagonizar él mismo muchas de las peligrosas escenas de acción de las películas en las que actúa. ¿El secreto? Principalmente, que produzca todas estas películas, de forma que al final acaba haciendo lo que él quiere. Así de “fácil”.
De entre todas las situaciones de riesgo que él mismo ha llevado a cabo, hay una que destaca por encima de todas: la escena del avión en Misión Imposible: Nación Secreta. Porque, sí, bajar corriendo por la fachada de un edificio es alucinante. También lo es correr como alma que lleva el diablo ante un sinfín de explosiones. Pero agarrarte a la puerta de un avión en pleno vuelo y a más de 300 metros de altura es algo que no querríamos vivir la inmensa mayoría de nosotros ni en nuestras peores pesadillas.
Eso sí, que el amigo Tom sea un amante del riesgo no le hace ser un loco (necesariamente). Para grabar esta increíble escena, el actor de Hollywood llevaba un arnés de cuerpo entero por debajo del traje que iba conectado al propio avión mediante un cable que atravesaba la propia puerta a la que se agarraba. Además, utilizaba unas lentillas especiales para no dañarse los ojos con el viento. ¿Lo mejor de todo? La escena se tuvo que repetir 8 veces hasta dar con la toma perfecta.
El resultado es una escena de la que seguimos hablando a día de hoy, 8 años después del estreno de la película, y para la que no se utilizó ningún tipo de fondo verde. Una escena que, lejos de intimidar al actor, le acabó encantando, hasta el punto de que en su última película, Top Gun: Maverick, pilotó él mismo el jet de su personaje, el capitán Pete Mitchell. Como suele decir la gente joven: “de locos”.
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