Aún seguimos de resaca por el maravilloso tercer episodio de The Last of Us. La serie de HBO Max protagonizada por Pedro Pascal y Bella Ramsey demostró que puede ir mucho más allá del videojuego (y cambiarlo a su placer) con la preciosa historia de Bill y Frank. Lejos de continuar la historia del juego original, reaprovecharon a los personajes para contar un romance apocalíptico con un gusto tremendo, y aunque eso ha propiciado el review bombing de los más casposos, ha servido para generar un interés crucial en la serie.
La historia, sin embargo, debe continuar. Después de “visitar” a Bill, Joel se hizo con el coche que le había guardado y su arsenal de armas y, junto a Ellie, tomaron de nuevo viaje al oeste. Allí, el protagonista busca reencontrarse con su hermano Tommy para que le ayude a encontrar a los Luciérnagas y que se hagan cargo de Ellie.
Desde el principio del episodio, vemos este viaje entre ambos y comenzamos a entender mejor cómo funciona el mundo de The Last of Us. Pero, en definitiva, este episodio ha servido para dos objetivos principales, que poco a poco van a seguir ahondándose a lo largo de la serie.
Un libro de chistes, armas de fuego y humanos peligrosos
El primero de estos objetivos es explorar la relación entre los dos personajes protagonistas. OK, ya hemos tenido suficiente presentación del personaje de Joel con su pasado traumático y su reconversión a hombre rudo al que nada le perturba. Y también, poco a poco, estamos entendiendo quién es Ellie, de dónde viene y cuáles son sus prioridades.
Sin embargo, todo el arco intermedio de la serie (y del videojuego en el que se basa, claro) está basado en explorar la relación entre ambos. Ahora que ya están los pilares creados de los dos personajes, es el momento de ver cómo se llevan entre ellos y cómo se genera esa relación paternofilial que todos sabemos que acabará estallando.
En este capítulo vemos, al fin, cómo pueden acabar influyendo el uno sobre el otro. Y lo vemos gracias a dos hechos clave que hablan a la perfección de Ellie y Joel. Por un lado, está el tema del libro de chistes. Ellie se encuentra al principio del episodio con un libro repleto de chistes que se encarga de ir contando a Joel. Ninguno de ellos funciona (en apariencia) para hacerlo reír, pero ella insiste hasta que, en la noche del final del capítulo, Joel estalla en carcajadas. Sin duda, Ellie le está haciendo recuperar la humanidad que había perdido.
El segundo hecho es la relación de Ellie con las armas. Aunque Joel insiste en que no debería utilizar armas de fuego, ella acaba salvándolo de un bandido disparando una. Esto provoca que Joel le intente proteger y le diga que no debe sentirse mal por utilizar una, pero ella insiste en que no es la primera vez. Ahí acaba la conversación, pero poco a poco vemos que Ellie se va abriendo también a Joel y que su relación con las pistolas viene de más atrás.
Esto también se explora en la escena inicial del capítulo. En un claro homenaje a Taxi Driver, Ellie sostiene una pistola y se apunta a sí misma frente al espejo. Poco después debería emplearla con un humano real, pero ya estaba preparando el terreno para algo que podría ser mucho más que un simple momento de supervivencia.
El otro gran objetivo del capítulo, que consigue a la perfección, es retratar que los zombies no son la mayor amenaza del mundo de The Last of Us, sino que son las personas. De igual forma que se exploraba en The Walking Dead, al final los infectados por el hongo solo son el catalizador de un mundo mucho más salvaje, derechista y complejo que el habitual.
En este capítulo lo vemos a través del personaje que interpreta Melanie Lynskey, que es la líder de “The People”, el grupo paramilitar que custodia la ciudad de Pittsburgh. Primero vemos una presentación del personaje, que se enfrenta a su propio padre por motivos que desconocemos hasta que, al final del capítulo, vemos cómo acaba matándolo.
Y después conocemos más sobre ella cuando Joel y Ellie llegan a Pittsburgh. Se alza como la líder de todo un grupo armado y vemos cómo dirige, con mano de hierro, a todos ellos. Es otro ejemplo más de que los protagonistas no estarán a salvo en ningún lugar, pero en esta ocasión de una forma mucho más cruenta. Es el primer episodio, de hecho, que no cuenta con la aparición de ningún infectado, pero es algo a lo que nos tendremos que acostumbrar a medida que avance The Last of Us.
Finalmente, el capítulo acaba con la emboscada de dos jóvenes a los protagonistas, mientras dormían ocultos. Algo terrible puede que les pase pronto… aunque todavía queda mucha tela por cortar en la serie.
