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¿Sabías que Trivial Pursuit fue demandado por plagio? Una historia sorprendente del popular juego

Un tema muy poco trivial

¿Sabías que Trivial Pursuit fue demandado por plagio? Una historia sorprendente del popular juego
Randy Meeks

Randy Meeks

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Si te hablamos del color rosa y piensas en “Espectáculos” y del azul y una parte de ti te hace decir “Geografía”, eres de los nuestros. Y es que ‘Trivial Pursuit’ ha vendido más de cien millones de copias alrededor del mundo. Por ponerlo de otra manera, es como si cada habitante de España tuviera un par de unidades en su casa… Y alguno hasta tres. Las cifras dan vértigo, pero, ¿cómo nació el juego para cerebros gigantes más famoso del mundo? La respuesta es, cuando poco… sorprendente.

Trivial Pursuit Descarga
Desafía tu mente con el clásico juego de preguntas y respuestas

A Scrabble perdido, Trivial puesto

15 de diciembre de 1979. Chris Haney, fotógrafo del Montreal Gazette, y Scott Abbott, periodista deportivo para The Canadian Press, se juntan para jugar su partida semanal de ‘Scrabble’. Hay quien dice que en esa partida faltaron piezas, hay quien dice que simplemente se fueron preguntando cosas de cultura general mientras ponían las letras en el tablero. Poco importa: en todo caso, una cosa lleva a la otra y pronto están preguntándose cuánto dinero ganará la empresa distribuidora del juego. La respuesta: millones.

Entonces toman una decisión: crear su propio juego de mesa. ¿Cómo? Muy fácil: cortando diferentes rectángulos de colores, utilizando un viejo tablero de juego, escribiendo como locos preguntas de cultura general y dividiéndolas en seis categorías bien conocidas por todos: Geografía, entretenimiento, historia, artes y literatura, ciencia y naturaleza, deportes y ocio. Esa misma noche había nacido Trivial Pursuit.

Ni más ni menos que los creadores del juego

Pero claro, una cosa es tener la idea del siglo y otra conseguir el dinero para fabricarla. Metieron a dos socios en el negocio, hicieron un pequeño crowdfunding de la época (o sea, ir pidiendo dinero prácticamente casa por casa) y consiguieron recaudar 40.000 dólares de 32 inversores. Todo o nada. Éxito o fracaso. Tampoco vamos a meterle más emoción, porque todos sabemos cómo acabó la historia.

Pocos quesitos

Cada juego costaba unos 40 dólares de fabricar, así que solo pudieron hacer 1100 copias. Para que tuvieran cierto beneficio, necesitaban venderlos por 75 dólares. Se arriesgaron una vez más: las tiendas lo venderían por 40 dólares y se lo comprarían por 20. Ya habían perdido dinero antes de empezar, pero tiene lógica. Al fin y al cabo, ¿qué adulto en sus cabales se compraría un juego de mesa? 2023, saluda con la mano de forma irónica, anda.

¡El creador del tablero con su prototipo!

El 10 de noviembre de 1981 el juego fue registrado como marca, pero de poco servía si se iban a la quiebra a toda velocidad y ni siquiera podían devolver el dinero a quienes se lo prestaron, ¿no? Por suerte, el año siguiente, las tiendas empezaron a pedir nuevas unidades, y vieron un rayo de esperanza: pidieron 75.000 dólares como préstamo en el banco y se atrevieron a publicar 20.000 unidades que se podían haber comido perfectamente.

Sin embargo, a finales de ese mismo año apenas quedaban Trivials en las estanterías. El proyecto había sido un éxito, y el año siguiente Selchow and Righter compró el juego para venderlo en Estados Unidos. ¿Sabéis cuál era el juego más famoso de Selchow and Righter? Exacto: ‘Scrabble’. Que no se haya hecho una película sobre esto es demencial. El Trivial empezó a abrirse paso en las cenas y las reuniones adultas demostrando que nunca se es demasiado mayor para dejar de jugar. ¿O sí? Aún quedaba un giro al final del camino…

¡Protesto, por Colombo!

Por más que queramos creer que los autores de ‘Trivial Pursuit’ tenían un cerebro privilegiado para meter ahí 6000 preguntas de todos los tipos, lo cierto es que la mayoría de las respuestas las cogían de los típicos libros de datos absurdos, como ‘Trivia’ (el primero, de 1966) o ‘The complete unabridge super trivia encyclopedia’, creado por Fred L. Worth y que se convirtió en un superventas. ¿El problema? Que el resto de libros del mismo formato le copiaban claramente.

La solución del autor para no dejar pasar ni una y demostrar que había sido copiado fue crear uno falso y sentarse a esperar que alguien metiera la pata. Pero no fue un libro de datos el que lo hizo, sino… ‘Trivial Pursuit’. Worth repasó una por una todas las preguntas del Trivial hasta encontrar, por fin, aquella con la que habían picado el anzuelo. Sección rosa: “¿Cuál era el nombre de pila de Colombo?”. La respuesta falsa, “Phillip”. Worth demandó por 300 millones de dólares a los creadores con la excusa de haberle copiado su propiedad intelectual.

Efectivamente, ambos confesaron la verdad: habían cogido datos de libros suyos… Y de decenas más. Matthew Byrne, el juez, desestimó el caso y ni siquiera llegó a juicio. De hecho, creyó conveniente aclarar que el juego de mesa no se parecía en nada al libro, dejando al autor humillado y a los autores del Trivial más tranquilos que nunca. Ah, por si tenéis curiosidad: Colombo se llamaba Frank, y lo sabemos gracias a la caja que recopilaba las temporadas 1 a 4 en DVD. Ya podéis dormir tranquilos.

Randy Meeks

Randy Meeks

Redactor especializado en cultura pop que te escribe en webs, revistas, libros, redes sociales, guiones, cuadernos y servilletas si no hay más sitios donde dar la chapa

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