Aunque Apple ya había conseguido forjarse un nombre por si mismo a lo largo de los años, nada hubiera sido lo mismo sin la aparición de su producto estrella, el iPhone. El terminal se recibió con gran expectación dentro del MacWorld Conference & Expo en 2007, un evento no existente a día de hoy pero que cambiaría todo: el primer iPhone de la historia ya había hecho su aparición estrella.
Desde su lanzamiento, se podría decir que todo ha ido en aumento: mayor batería, mayor pantalla, mejor cámara, etc. Otro de los aspectos que más ha evolucionado dentro del terminal de Apple ha sido su capacidad de almacenamiento. Sin embargo, el cambio ha sido más gradual de lo que a algunos nos hubiera gustado.
El iPhone original, el más comedido de todos
El primer iPhone es de momento, el que tiene la versión con menos almacenamiento de la historia del terminal. Su versión base traería tan solo 4 GB, algo que a día de hoy nos parecería impensable.
Si lo miramos en retrospectiva, lo cierto es que no desentonaba con sus coetáneos e incluso, los llegaba a superar. Terminales como la Blackberry Curve 8310, uno de los superventas de la marca, traía por aquel entonces tan solo 64 MB de espacio. Para suplir estas carencias, la mayoría de móviles incluían una ranura para microSD, algo que el iPhone jamás trajo (ni traerá).
Tras el iPhone original, le siguieron el iPhone 3G y después, el iPhone 3GS. Con la nueva generación le decíamos adiós a los 4 GB y ahora, el modelo más básico partía desde los 8 GB. Si nos decidíamos por un iPhone 3GS en su versión más cara, el almacenamiento ya ascendía a los 32 GB.
La cantidad máxima subió después de nuevo con el iPhone 4S, que aunque seguía conservando el modelo de 8 GB, ahora también se podía adquirir con 64 GB. Como puedes ver, estos saltos fueron muy graduales y ya incluso por aquel entonces, 8 GB se antojaban como un espacio anecdótico. El iPhone 4S estrenó también por primera vez iCloud, el servicio basado en la nube de Apple. Este ofrecía 5 GB de almacenamiento gratuito, que aunque no daba para mucho, en el contexto del momento suponía un extra que no venía nada mal.
Tendría que llegar el iPhone 5 para dejar atrás los 8 GB y abrazar el nuevo almacenamiento base, los 16 GB. Estos fatídicos 16 GB han acompañaron al iPhone hasta la salida del iPhone 7. En su momento, los frentes más críticos llegaron a calificar de “vergüenza” que Apple siguiera vendiendo terminales con 16 GB en pleno 2015. Como sufridora de los 16 GB, lo cierto es que no te daba para mucho: te obligaba a instalar y desinstalar aplicaciones continuamente y a comprobar como un maníaco cuánto espacio te quedaba esta vez.
Ya en 2016 el iPhone 7 mejoró y se podía adquirir con 32 GB, 128 GB o 256 GB. Durante los años siguientes, Apple no tardaría demasiado esta vez en seguir aumentando las capacidades de sus terminales y ahora, el iPhone 8 se podía comprar con un espacio base de 64 GB. El último salto lo hemos visto en el iPhone 13, donde el espacio subió a los 128 GB.
Espacio demasiado limitado en los iPhone
Tener un espacio limitado en los iPhone siempre ha sido una problemática constante desde los inicios. Con cada nueva generación, este contratiempo se ha ido agravando y al final, no solo terminaría afectando a los usuarios, sino también a la competencia (y positivamente).
En 2017, Google se aprovechó de la situación para burlarse de Apple e imitó la temida notificación de “Almacenamiento casi lleno” para promocionar el Pixel 2. En su momento, Google daba a sus usuarios almacenamiento ilimitado a través de su servicio en la nube. Apple, por otro lado, solo ofrecía (y ofrece) 5GB gratuitos.
En este caso, Apple lo tiene muy claro: si quieres más espacio, prepara la cartera. Al fin y al cabo, las suscripciones de iCloud forman parte de la oferta de Apple y cada año que pasa, les reporta más beneficio si cabe.
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