El 13 de julio de 1973, o sea, hace 50 años exactos, una banda de perfectos desconocidos llamados Queen sacaban su primer disco en un mercado efervescente. Puede que ninguna de sus diez canciones sean de sus grandes éxitos décadas después, pero en su día resultó todo un éxito que les catapultó a una fama que no soltarían hasta su separación en 1991 tras la muerte de su líder, Fredie Mercury, una persona recordada, idolatrada y que descubrió solo una cosa que amaba más que la música: los gatos.
We are the michis
Dorothy, Tiffany, Tom, Jerry, Delilah, Goliath, Lily, Miko, Oscar, Romeo… No son nombres al azar, son diez de los gatos que el cantante de Queen tuvo a lo largo de su vida y para los que incluso pidió que un retratista profesional inmortalizara. De hecho, se sabe que mientras estaba de conciertos les llamaba y estos se ponían al teléfono. Lo que viene siendo un padre gatuno como debe ser.
Es más: todas las Navidades, los gatos recibían regalos personalizados, le dedicó una canción a Delilah, su gata favorita, que algunos miembros de la banda odiaban pero pese a todo pudo colar en su último álbum en vida, ‘Innuendo’ (“Cuando te acurrucas y vas a dormir conmigo y luego me vuelves un poco loco cuando meas mi sofá Chippendale”).
Mary Austin, la primera pareja de Freddie Mercury y que siempre estuvo cerca de él, fue la que trajo dos gatos a casa por primera vez, Tom y Jerry. Y se enamoró de los michis tanto que empezó a adoptarlos para que pasaran a tener una vida a todo lujo. Tanto, que sus comidas no constaban de Whiskas precisamente, sino de pollo y pescado recién preparado. Todo para los pequeños de la casa.
De hecho, en su testamento se lo deja todo a Mary… y a los gatos. Herederos de una fortuna, solo cabe preguntarse qué fue de ellos tras la muerte del cantante. Por suerte, está documentado, no os vamos a dejar con la duda. Romeo era un gato violento que no podía vivir con otros de su misma especie y acabó realojado en una casa solo para él (y sus nuevos dueños, claro). De hecho, uno de los animales que no paraba de ser traumatizado por Romeo, Oscar, huyó para siempre poco después del funeral de Freddie y solo se supo de él días después.
No os preocupéis, hay un final feliz: una pareja lo encontró y vivió con él un tiempo hasta que Mary Austin lo adoptó de vuelta. El resto de los gatos de los diez que hemos nombrado que aún quedaban vivos (Tom, Jerry y Tiffany) fueron a manos de la ex de Freddie, que les trató con amor hasta el final de sus días. De los gatos: Mary, a sus 72 años, sigue vivita, coleando y acariciando michis allá por donde pasa. Como debe ser.
