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“No es una rana, ni está particularmente loca”: el autor de Crazy Frog odia su propia creación

¿La recuerdas? Era esa cosa que te martilleó la cabeza durante años

“No es una rana, ni está particularmente loca”: el autor de Crazy Frog odia su propia creación
Randy Meeks

Randy Meeks

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Si no viviste a inicios de los 2000 todo esto te va a sonar rarísimo, pero lo cierto es que hubo una rana que hizo conciertos en Australia después de lanzar un solo disco y convertirse en el número 1 en todo el mundo. Era, claro, Crazy Frog, esa especie de creación extraña en tres dimensiones que cantaba al ritmo de Axel F, la antigua banda sonora de ‘Superdetective en Hollywood’. Si no la tuviste de tono de tu primer móvil, ¿realmente tuviste primer móvil?

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La cosa molesta

Lo viral a mediados de los 00 era un concepto aún novedoso, pero ya tenía puntos en común con los memes actuales: nacían en Internet realizados por gente que no ganaba nada con ellos, y después las empresas trataban de hacerse de oro con ellos (¿alguien ha dicho ‘Morbius’?). La historia de Crazy Frog comienza en 1997, cuando Daniel Malmedahl, un chaval de 17 años de Gotenburgo, en Suecia, decidió grabarse imitando el sonido de un motor y subirlo a aquel primigenio Internet.

Fue tal el éxito del sonido que tuvo que acabó siendo invitado a televisión a repetirlo: se convirtió en un éxito viral internacional definitivo cuando se le añadió un fondo de coche de Formula Uno. La cosa ya no daba más de sí, al menos hasta que Erik Wernquist, seis años después, rescató el audio para ponerlo de fondo de una animación 3D para una criatura que había creado llamada La Cosa Molesta (The Annoying Thing).

¿Qué es lo que pasó en cuanto empezó a tener descargas por encima de sus posibilidades? Pues claro, que una empresa corrió al olor del dinero. En este caso Jamba!, que entonces se encargaba de vender tonos de móvil (¿os acordáis de que antes estas cosas pasaban?) pagó a Wernquist, licenció a La Cosa Molesta y le cambió el nombre sin pedirle permiso. Había nacido el terror del inicio de milenio: Crazy Frog.

Genitales y ranas locas

Y, si no viviste bajo una piedra en su día, sabrás lo que pasó después: la rana sacó tres discos, animaciones, videojuegos, tonos para móvil (llegó a emitir más de 2000 anuncios al día en Reino Unido), cuenta de Twitter, merchandising y fue número uno en literalmente todo el mundo con su versión de ‘Axel F’ en 2005. Por tener, tuvo hasta virus informático propio y controversia al canto porque se le veían los genitales.

Últimamente estuvo a punto de lanzar incluso NFTs antes de que todo el mundo se le echara al cuello, en parte por venganza de hace dos décadas. Crazy Frog es todo un icono pop, nos guste más o menos. Por ejemplo, su creador, Wernquist, no está muy contento al respecto, como le dijo a la BBC en 2012: “Si hubiera sabido que iba a hacerse tan grande no les habría permitido usar ese nombre estúpido. No tiene nada que ver con el personaje. No es una rana y no está particularmente loca“. Al menos él tiene los derechos de The Annoying Thing y algún dividendo le sigue cayendo.

Ahora, Wernquist se dedica a la animación (acaba de culminar la de un documental llamado ‘This world is not my own’) y trata de olvidarse de aquella época en la que Crazy Frog estuvo a punto de tener película, serie de televisión y comerse casi literalmente toda la cultura pop. Y sí, ahora tampoco os podéis quitar de la cabeza las ganas extrañamente irrefrenables de ir a YouTube y poner “Axel F Crazy Frog”. Feliz pesadilla cuando mañana se os haya pegado sin remedio.

Randy Meeks

Randy Meeks

Redactor especializado en cultura pop que te escribe en webs, revistas, libros, redes sociales, guiones, cuadernos y servilletas si no hay más sitios donde dar la chapa

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