Hay gente que se pasa veranos enteros sin engullir helado a todas horas. No, yo tampoco sé cómo lo consiguen. Y es que un buen helado es una de las pocas cosas capaces de curar todos los males del mundo, un bálsamo para los malos sentimientos. Así que de vez en cuando hay que preguntarse, ¿y si pudieras tener un helado que durara para toda la vida? Bueno, pues no exactamente, pero en Noruega se acercaron a conseguirlo.
Maxi-helado
En 2015, Henning-Olsen, una empresa heladera familiar, consiguió crear un helado de 3.08 metros de altura y un peso de más de una tonelada, provocado por los 1080 litros de helado que tuvieron que poner en el interior de un cono de 95 kilos. De hecho, la cosa era tan grande que tuvieron que llevarla en helicóptero hasta Kristiansand, el lugar donde se verificó el récord mundial.
Lo mejor es que el heladito alimentó a 10800 personas, a dos bolas por cada una. O sea, un helado que en su interior tenía 21600 bolas. Casi nada. Eso sí, el helado más pesado del mundo fue una barbaridad de sundae que se montó en Edmonton (Estados Unidos): casi 25 toneladas en una piscina gigantesca en la que no nos importaría darnos un baño en mitad de agosto.
También es de Estados Unidos el récord del helado más largo: más de un kilómetro (exactamente 1386 metros) para 4000 personas en Texas que ayudaron a fabricarlo y consumirlo en menos tiempo del que crees: media hora. ¡Ah! Y si le quitamos el cono y solo nos fijamos en la bola en sí, la más pesada del mundo también viene de América, esta vez en Wisconsin. 1365 kilos de helado de fresa, que se repartió gratuitamente en días posteriores.
En este paseo delicioso por las cosas más imposibles del planeta no queríamos dejarte sin rascarte la cartera. ¿Te parece que cada vez que compras un Magnum están más y más caros? Pues espera a saber lo que cuesta el invento en un local de Shibuya (en Tokyo) donde una bola de trufa blanca, queso natural y oro puede costarte 6211 euros. Total, para que se te derrita enseguida. ¿A que te hemos dejado… helado?
