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¿Es la reconciliación entre Dulceida y Alba Paul real… O un fake muy bien fingido?

La duda que tiene en vilo a toda una generación

¿Es la reconciliación entre Dulceida y Alba Paul real… O un fake muy bien fingido?
Randy Meeks

Randy Meeks

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El final de ‘Sálvame’ tiene que servir para que nos demos cuenta de una cosa: el mundo del corazón no termina nunca, solo se transforma. Desde que a finales del siglo XIX aparecieran las “crónicas mundanas” en el ‘Blanco y Negro’ hasta hoy, nunca nos ha dejado de interesar, ni un solo momento, la vida de los famosos. Hemos cambiado los platós y los gritos por Instagram y las Stories, pero el resultado sigue siendo el mismo: vivimos fascinados por reconciliaciones como la de Dulceida y Alba Paul. Queremos creernos su retorno con todas las fuerzas. Y sin embargo, una pregunta habita en el fondo de nuestra cabeza: ¿Es real?

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Objetivo: amor

La relación de Dulceida y Alba empezó al amparo de una cámara y siempre ha vivido en torno a ella. Vídeos en eventos, fotos en la playa, destellos de un modo de vida idílico aspiracional en el que ellas mismas se dedicaban a vender, pagara quien pagara, lo mismo, su producto estrella y diferencial: ellas mismas. Eran la pareja estrella de Instagram, una nueva manera de entender el mundo, una chispa de esperanza en la apresurada y depresiva vida millennial.

De la misma manera que queremos creernos que Romeo y Julieta se matan por amor encima de un escenario y no son dos actores que después se van a su casa, el telón de la vida de Dulceida y Alba solo cae cuando baja la cámara y se apaga el objetivo. Como si la auténtica vida sucediese siempre de cara a los demás, buscando el plano ideal que diga, al mismo tiempo, “Esto te puede pasar a ti” y “Nuestra vida es perfecta”. Una relación tan creíble y tan bonita que su final dejó a toda una generación con un nudo en el estómago.

Cualquier pareja normal, al terminar, sufre un rato pero hace todo lo posible por no ver a la otra persona y superarlo. Dulceida y Alba no podían darse ese privilegio: tenían contratos, deadlines, citas, fotos. Mostrarse siempre perfectas e ideales, incluso cuando tienen el corazón roto y el alma en otro lugar. O quizá, acostumbradas a la telenovela diaria y a mostrar siempre su vida en directo, ni la relación fue tan relación ni la ruptura tan ruptura.

Reconcilikeciones

En Madrid no ves a tu ex nunca, a no ser que seas influencer: Dulceida y Alba se vieron en cada eventazo, cada fiesta y cada preestreno sin dejar de lucir sonrisa ideal, foto perfecta y stories de lujo. Y desde el mismo momento que rompieron, se habló de un retorno que, por muy real que ellas lo sientan, no puede haberlo sido. Cuando una persona normal lo deja con tu pareja, no tiene fans y periodistas preguntándole por ella y teorizando, analizando cada frase por si tiene una referencia velada a ella. Al final piensas que tienes que volver con esa persona, ni que sea por acallar todas las voces y poder vivir en paz.

Y, por qué negarlo, para conseguir un puñado de nuevos contratos y likes estratosféricos en Instagram. La ya famosa foto de las dos juntas acumula 609.000 likes: las fotos en las que no aparecen juntas tienen seis veces menos engagement, por muy paradisiacas que sean. El amor de las dos vende, por hipócrita que suene. Y ellas lo saben perfectamente. No es que hayan firmado un contrato ni nada parecido, pero sí que el anuncio de su relación es de todo menos espontáneo: tiene detrás un equipo que lo impide. ¿Amor? Claro, a las seis de la tarde, acordaos de subir una Story anunciándolo.

Acostumbradas a contar absolutamente todo sobre su vida, prácticamente agendando ante sus seguidores el día a día de forma abierta, Alba y Dulceida saben que no pueden permitirse no sonreír delante de su desayuno de ensueño, no darse un beso cuando cae el sol, no cogerse de la mano por las calles de Madrid mientras tratan de crear un Reel que parezca natural dentro de su absoluta artificialidad. Y sin embargo.

El amor en la era de Instagram

¿Quién no ha soñado alguna vez con ser influencer? No importa si es por Twitter, Instagram, TikTok o incluso Facebook: todos compartimos nuestra vida por redes sociales, todos hacemos una obra de teatro de la misma, representando la realidad a nuestra manera ante los seguidores. Puede ser sarcástica, entrañable o idílica, pero casi todos acabamos cayendo gratuitamente en la misma trampa que Dulceida y Alba han aprendido a capitalizar. Saben perfectamente que su relación da dinero, sí, pero… ¿Quién nos dice que no sea cierta?

Contaba Jorge Javier Vázquez que se encontró con ambas en un avión y que estaban genuinamente felices. En Twitter hay personas comentando que las han visto pasear por Madrid cogidas de la mano. Cuando la cámara cae y el objetivo se cierra, eso es lo que cuenta. Y si lo que queda son paseos, cafés, sonrisas y viajes, ambas salen ganando. Siempre quedará la duda, al igual que sobre tantísimas otras personas del mundillo rosa: hemos visto demasiados pactos y falsedades como para creer en el amor entre famosos.

Sin embargo, hay algo en Alba y Dulceida que traspasa los posts comiendo un cruasán o durmiendo en una hamaca al lado de una piscina infinita: hay compenetración, risas y cariño. Puede que nos quieran vender la vida perfecta, sí, pero es que también puede que la tengan y todas las dudas vengan de nuestra envidia más oculta. Supongo que algún día, quizá, lo sepamos todo. Con suerte, no será en un Story de Instagram y su relación sobreviva a la app de las narices.

Randy Meeks

Randy Meeks

Redactor especializado en cultura pop que te escribe en webs, revistas, libros, redes sociales, guiones, cuadernos y servilletas si no hay más sitios donde dar la chapa

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