En los inicios de Marvel, solo había dos colecciones que realmente se las arreglaban para conquistar a todos los lectores: Spider-man y, por supuesto, Los cuatro fantásticos. Y eso que, al principio, no tenían los complejos argumentos que podemos ver ahora, sino que eran más bien aventurillas contra el enemigo de la semana, que normalmente podía ser comunista (era la época), alguien con extraordinarios poderes explicados de manera poco científica… o el mismísimo Adolf Hitler.
Rayos de odio
“¡No te atrevas a revelar su verdadera identidad después de leer este cómic!”, avisaba la portada del número 21 de la Primera Familia marvelita mientras anunciaba la llegada de un nuevo supervillano llamado El Aborrecedor (en su idioma original, Hate-monger). Y realmente pocos se imaginaban que al terminar realmente no iban a atreverse a revelar la identidad secreta… salvo que les quisieran tomar por locos.
El Aborrecedor, un villano vestido con una capucha puntiaguda morada, al estilo Ku Kux Klan, disparaba “odirrayos” a la gente (y a los propios superhéroes) causando disturbios y odio generalizado. “¡Que los extranjeros se vayan por donde vinieron, no mostremos piedad a los que odiamos!”, llegaba a decir en una viñeta del cómic. Repito, de 1963. No hemos avanzado tanto en 60 años, tristemente.
Al final, después de que los superhéroes se libren del poder del odirrayo, el Aborrecedor muere y se descubre que tras la capucha está, efectivamente, Hitler. “¡El Führer loco! El ser humano más malvado que ha conocido el mundo”, comentaban en un cómic para niños antes de darle por muerto. Obviamente, y como suele pasar en los cómics, el Aborrecedor volvería una y otra vez, y de hecho acabó pintando una esvástica en el escudo del Capitán América.
Su última aparición es de hace un par de años, así que realmente lo que pareció una absoluta locura en la época ha tenido continuidad. Al fin y al cabo, uno entra a Twitter estos días y le da la impresión de que alguien ha debido de lanzar “odirrayos” aquí y allá, ¿no?
