“El cine ha muerto” claman decenas de críticos y aficionados mientras se llevan las manos a la cabeza porque los jóvenes de hoy en día han dejado de lado las salas para ponerse al servicio de TikTok. Vídeos ágiles, rápidos y con narrativa rápida o sin ninguna narrativa en absoluta sustituyen, según sus opiniones, a Ciudadano Kane, Lawrence de Arabia o Casablanca.
Para quienes exclaman esto, de manera agorera y apocalíptica, ya no hay marcha atrás para aquello que un día fue y ha dejado de tener sentido. Ya ni en las pantallas de la televisión hay hueco para el cine; solo algunas series se cuelan entre los intereses de los jóvenes de hoy en día. Y el arte, por más que se haya luchado, ha perdido contra el algoritmo.
Pero ¿es del todo cierta esta afirmación? ¿Estamos ante una generación a la que el cine ya no le importa en absoluto? ¿No hay hueco para el audiovisual en forma de largometraje en el futuro? Desde luego, no parece que esto sea lo que esté sucediendo. Pero sí estamos viviendo un cambio de paradigma para el que ni siquiera el cine de superhéroes parece estar preparado.
Spider-Man: Across the Spider-Verse – El cine que nos deja atrás
Spider-Man: Across the Spider-Verse, la secuela de Into the Spider-Verse que ha conseguido colarse en las listas de lo mejor del cine, superando incluso a El Caballero Oscuro como mejor película de superhéroes de la historia, es el ejemplo perfecto del cambio de paradigma audiovisual que estamos viviendo.
En un momento en el que TikTok, como decimos, lo domina todo, y los bebés de menos de un año ya manejan el teléfono móvil mejor que algunos de tus tíos, la película de Phil Lord y Chris Miller es perfecta a la hora de abordar cómo hacer una buena película en pleno 2023. Y su espectacular taquilla deja claro que no solo gusta a la crítica, sino que también puede ser un fenómeno increíble de público.
La respuesta más evidente es la técnica que utiliza. Ya lo vimos a raudales en Into the Spider-Verse, pero la forma en la que la secuela emplea la animación, mezclando todo tipo de estilos y jugando con el movimiento es sublime. Del aparente caos pasa al orden más absoluto, organizando ideas en conceptos muy sencillos para llegar al público sin perder la atención ni un instante. Y eso, en resumen, es TikTok.
Su estilo ha funcionado tan bien que series como Arcane o películas como El Gato con Botas: el último deseo la han imitado, consiguiendo el mismo éxito entre el mismo público. Pero la que mejor consiguió sacarle partido es otra película de Lord y Miller: Los Mitchell contra las máquinas.
En esta ocasión, la película daba un paso más que con Into the Spider-Verse e incluso metía memes en la pantalla, algo que hemos vuelto a ver en Across the Spider-Verse como una forma perfecta de integrar el lenguaje internetero en la gran pantalla. Al final, se trata de hablar el mismo idioma que el público al que te diriges, y eso lo entendieron a la perfección.
En Across the Spider-Verse, la fórmula se subvierte aún más y llega a límites insospechados. Y es algo que no solo está afectando a la animación, sino que el cine de acción real también lo está haciendo. Evidentemente, Spider-Man: No Way Home, ese intento descafeinado de hacer lo propio, es un claro ejemplo de ello. Pero también lo es una película que sí ha sabido jugar sus cartas de una manera sublime: Todo a la vez en todas partes.
Todo a la vez en todas partes – El futuro del cine de calidad
No es casualidad que Todo a la vez en todas partes se haya llevado nada más y nada menos que siete Oscars este año. La película, por más que pueda no ser mejor que otras como Los Fabelman o Almas en pena de Inisherin, tiene algo que el resto no: es una película de la generación actual, y además una muy buena.
Sin posibilidad de recurrir a la animación —en principio— pero con la idea de mantener al público despierto en cada minuto, la película ofrece un ritmo trepidante muy al estilo de Spider-Man. Y lo hace, además, a conciencia de que cada vez puede ofrecer algo nuevo, puesto que sus mundos son infinitos y también lo son sus posibilidades.
Esta idea del multiverso, que bien está explorando Marvel a sabiendas de que le puede permitir experimentos mucho más locos que consigan retener al público más joven, se explota al 100% con Todo a la vez en todas partes. Pero es que, además, lo hace desde la sencillez: contando una historia pequeña, al igual que hace Across the Spider-Verse, y sin perder el punto de vista de la protagonista en todo momento.
Tanto Todo a la vez en todas partes como Across the Spider-Verse, e incluso otras apuestas como The Flash, mantienen un ritmo frenético, con caos y diversión a raudales, pero sin perderse en sí misma y sabiendo lo que quieren contar en todo momento. De este modo, conversan a la perfección con la Gen Z: una generación que no consigue mantener su atención mucho tiempo; que necesita impulsos constantes pero que, a su vez, no está para volverse loca con grandes epopeyas.
Es por eso, en parte, por lo que películas más pausadas, reflexivas o de tramas complejas —y aquí pueden entrar hasta las películas de superhéroes clásicas— no tienen tanta cabida como estas nuevas en el cine actual. Porque se está comenzando a hacer cine para una nueva generación, y seguramente solo estemos ante la punta de un iceberg mucho más grande.
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