Desde que el famoso Cometa Verde nos “visitó” el pasado mes de febrero no hemos dejado de observar el cielo. En todos estos meses, hemos podido contemplar varios eclipses, superlunas, lluvias de estrellas e incluso la aparición de otro cometa. Y si esto te parece poco, súmale también el misterioso evento que ha tenido lugar esta misma noche en los cielos de Australia.
Los ciudadanos de la ciudad australiana de Melbourne presenciaron como un misterioso y brillante objeto con la apariencia de un cometa surcaba sus cielos en mitad de la noche. Este suceso fue la comidilla de las redes sociales en Australia, donde rápidamente se hicieron eco de este “cometa”.
Pero ¿se trataba realmente de un cometa o incluso de un meteorito? La respuesta es clara: no. Según recoge 9News, la Agencia Espacial Australiana anunció que este misterioso objeto con apariencia de cometa se trataría realmente de los restos de un cohete ruso.
“Probablemente se trata de los restos de un cohete ruso Soyuz-2 que reentró en la atmósfera terrestre”, comunicó la agencia espacial.
“El lanzamiento del cohete Soyuz-2 se produjo desde el cosmódromo de Plesetsk a primera hora de la tarde. Según las autoridades rusas, el lanzamiento puso en órbita un satélite de navegación global de nueva generación ‘GLONASS-K2’“, informó la agencia espacial a través de un comunicado.
La agencia espacial también confirmó que tenía constancia de este lanzamiento y que “estaba previsto que los restos del cohete volvieran a entrar en la atmósfera de forma segura en el océano frente a la costa sureste de Tasmania”.
La hipótesis bastante segura de que se trata de basura espacial también la respalda Alan Duffy, un astrónomo de la Universidad de Swinburne: “Lo que estamos viendo es un gran destello de luz extendida. Se quema durante 30-40 segundos. Se está rompiendo. Todo eso me dice que es basura espacial. No se trata de un pequeño trozo de roca natural en el espacio (un meteorito)”.
Según Duffy, aunque la luz pareciera estar mucho más cerca de la Tierra que en otros eventos astronómicos, realmente pasó a “decenas de kilómetros por encima” del suelo como mínimo.
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