Cuando el iPhone 7 salió a la venta en 2016, hubo una característica que llamó en especial la atención: su certificado IP67 o lo que es lo mismo, resistencia al agua y al polvo. Aunque a día de hoy sea impensable ver un dispositivo de gama alta que no tenga esta función, lo cierto es que no siempre fue así.
No esta de más señalar que existen diferentes grados de resistencia, ya que los hay quienes solo aguantan salpicaduras hasta incluso aquellos que pueden sumergirse sin problemas en el océano. Cada nivel está regulado por el grado de protección IP, que nos indica la capacidad de resistencia de cada móvil, en este caso.
También hay que tener en cuenta que no es lo mismo ser resistente al agua que a prueba de agua. Esta sutil pero importantísima diferencia hace que muchos tratemos a nuestros móviles como si fueran invencibles frente a los líquidos, algo que, repetimos, no tiene nada que ver.
Dentro del mundo de la telefonía, los primeros móviles resistentes al agua se vendían enfocados sobre todo al mercado deportivo. El primer móvil que conocimos con esta funcionalidad fue en 2005 y era un Casio, que se desarrolló en colaboración con LG: el CanU 502S. Desde entonces, los móviles han ido mejorando tanto en características como en el grado de resistencia. A día de hoy, la resistencia al agua se considera como un requisito que en muchos casos, es indispensable.
En el caso concreto del iPhone, este tipo de resistencia no llegó hasta 2016. Apple por fin cumplió con las demandas de los usuarios. Sin embargo, cuando la compañía anunció que el iPhone 7 contaría con certificación IP67 en vez de IP68, esto decepcionó a muchos. En el contexto de por aquel entonces, la competencia ya montaba dispositivos con IP68, por lo que en el caso de Apple esto se vio como un retraso.
Sin embargo, lo cierto es que el iPhone 7 demostró con creces que podía sumergirse en agua sin sufrir daños de ningún tipo (siempre y cuando fueran aguas poco profundas). Si bien el iPhone no aguantaba una ruta de buceo extremo por el mar, al menos te quitaba de preocupaciones.
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