No creo que nadie se sienta especialmente atacado si afirmo que Elon Musk no es el gran genio del siglo XXI que nos ha querido hacer creer durante años que es. Más bien es un niño caprichoso con muchísimo dinero al que nadie se atreve a negarle nada. Y para prueba, otro detalle de la biografía ‘Elon Musk’ escrita por Walter Isaac, que explora su persona y en la que cada detalle es absoluto oro. De verdad. Oro puro de mil kilates.
Viaje al 2077
En este caso, la historia empieza cuando su exmujer (y madre de tres de sus once hijos), Grimes, fue a Projekt Red para grabar las líneas de diálogo de ‘Cyberpunk 2077’ de su personaje, Lizzy Wizzy, una estrella del pop mejorada con bioingeniería. Al fin y al cabo, Grimes es cantante y se lo ha ganado con su sudor desde 2010. Pero, aparentemente, Musk cortó su sesión de grabación y empezó a rogar que le dejaran hacer un cameo en el videojuego. Ya sabéis, como los adultos funcionales.
El problema no es el ruego, es lo que llevaba en su mano: una pistola de hace doscientos años. Se sabe que en su día a día Musk guarda una réplica en la mesilla de noche, pero no se sabe si era exactamente a esta: ¿Cuántas armas de hace dos siglos puede tener el hombre más rico del mundo? El líder de Twitter, para “calmar” a los miembros del estudio, aseguró “Estoy armado, pero no soy peligroso”, una aclaración que, personalmente, me daría aún más miedo.
Aparentemente, Musk tuvo una fijación con ‘Cyberpunk 2077’ porque “parecía el futuro” y le recordaba a su proyecto Neuralink, que de momento ha matado a 15 monos. Tanto le gustó, que incluso lo utilizó como ejemplo de diseño para su Cybertruck de Tesla (que al final no salió a la venta, por cierto). Puesto sobre el papel, pues, un hombre de más de 40 años entró armado a un estudio de grabación exigiendo un cameo mientras interrumpía el trabajo de su pareja. Todo sanísimo.
Por cierto, al final le dieron lo que buscaba: aparentemente, un personaje que encuentras en un cuarto de baño al principio del juego es Elon Musk. Misión cumplida, genio.
