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Aquella vez que un videojuego salió a la venta sin nombre… Y ofreció un dineral a quien se lo pusiera

Nota: El concurso terminó hace cuarenta años

Aquella vez que un videojuego salió a la venta sin nombre… Y ofreció un dineral a quien se lo pusiera
Randy Meeks

Randy Meeks

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A nadie se le escapa que, a día de hoy, los nombres de los videojuegos están puestos por un comité que pasa años pensando en cuál atraerá más al target y al público base (o cuál recordará más a otro más popular sin romper el copyright). Pero en los 80 la imaginación era la clave del sector: todo estaba por explorar y, como si se tratara de las películas de William Castle en los años 50, no fueron pocos los que se lanzaron con un truquito más similar a un stand de feria que a un detalle que de verdad importase en el gameplay. Pero ninguno como el que hoy os vamos a contar.

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Entre cereales anda el juego

Puede que cueste entender, pero en 1982 la batalla más cruenta de los videojuegos se vivió… en las oficinas de dos empresas de cereales. Por un lado, General Mills (propietaria de Cheerios o Lucky Charms, entre otros), que adquirió Parker Brothers. Por otro, Quaker Oats (propietaria de Cap’n Crunch o los cereales de Mr. T), que adquirió U.S. Games para probar suerte. Un día vendes los cereales más crujientes y el siguiente píxels en una pantalla. Así es la vida.

La batalla se decidió rápido: en 1982, Parker publicó ‘Frogger’ o ‘El imperio contraataca’, así que os podéis hacer una idea de cuál fue la ganadora. Pero contar las historias de éxito es muy aburrido, así que vamos a ver qué demonios pasó con U.S. Games, la empresa de videojuegos financiada por cereales para el desayuno que quería hacer títulos de éxito para Atari 2600 por cuatro duros.

El primero fue ‘Space Jockey’. Nunca habéis oído hablar de él, y es por un buen motivo: vendió un millón de unidades, pero la mayoría con un descuento que no daba beneficios. A ese título le siguieron otros 13, como ‘Eggomania’, ‘Word zapper’ y ‘Towering inferno’, que supusieron tremendos fracasos. Pero antes de que Quaker les cerrara el grifo, alguien en el estudio tuvo una idea maravillosa: lanzar un juego sin nombre y gastarse un dineral en un concurso imposible. Nadie imaginó lo que iba a pasar después.

¿Qué nombre le ponemos?

En 1982 se lanzó a la venta ‘Name this game and win $10.000’ (‘Nombra este juego y gana 10.000 dólares’). En la portada, un submarinista apuntaba su arpón contra un pulpo mientras un tiburón y un tesoro acechaban a los lados. Y es que la idea original del estudio que hizo el juego y se lo ofreció a U.S. Games no era llamarlo de esta forma estrambótica, sino hacer una adaptación licenciada de ‘Tiburón’, que había aparecido siete años antes pero aún estaba de moda. Sin embargo, Parker Brothers (¡ojo al giro!), que tenía los derechos, lo rechazó. Y de cereal a cereal.

El equipo de cinco personas que acabó de pulirlo para U.S. Games originalmente lo llamó ‘Tesoros de la profundidad’ primero y ‘Los guardianes del tesoro’ después, con un prototipo posterior llamado ‘Octopussy’. Pero, cuando iban a lanzarlo, los informes de ventas nefastos empezaron a llegar: necesitaban algo para contrarrestarlos, y lo necesitaban ya. Así comenzó un loco concurso con el que prometían premiar con 10.000 dólares al usuario que le pusiera al juego el nombre más original antes del 30 de abril de 1983.

De hecho, en la contraportada se prometían premios secundarios de 3500 y 1500 dólares, además de cien lotes de juegos de US Games y mil que podrían elegir uno del catálogo a su elección. Podéis intuir lo que pasó viendo que U.S. Games no está compitiendo ahora con Nintendo y Capcom, precisamente. Efectivamente: la crisis de los videojuegos de 1983 se comió a U.S. Games antes de que el concurso llegara a su final y se quedó sin resolver eternamente. Bueno, más o menos.

Pulpos y galeones

A posteriori, el juego sí que tuvo un título hecho y derecho, pero no en Estados Unidos. Dicho de otra manera: en Europa se llamó ‘Octopus’ y aún tuvo otro título alternativo: ‘El oro del galeón’. Así es como Amiga pretendía llamarlo cuando quería meterlo en su cartucho Power Play Arcade #2, pero finalmente no llegó a nada. Eso sí, no son pocos los que creen que aquel fue el nombre que realmente ganó el concurso. Supongo que nunca lo sabremos.

Aún hay un giro más: Digital Press, la conocida web (y antes revista) de videojuegos, volvió a sacar un concurso en 1994, que ganó el nombre ‘Going Under’. Russ Perry Jr, el ganador, pretendía que fuera tanto una referencia al juego como a lo que significó para U.S. Games.

Lo que pasó después ya lo sabéis: la crisis de los videojuegos derivó en una nueva etapa de bonanza en la que aún estamos… Y en la que nadie se atrevería a sacar un ‘Call of Duty’ con un concurso suicida. ¿Hemos salido ganando? Francamente, lo pongo en duda.

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Randy Meeks

Randy Meeks

Redactor especializado en cultura pop que te escribe en webs, revistas, libros, redes sociales, guiones, cuadernos y servilletas si no hay más sitios donde dar la chapa

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