La industria del videojuego siempre ha sido una particularmente creativa. Nunca ha habido problemas con crear nuevas IPs, probar cosas diferentes, salirse de la norma. Incluso cuando se ha imitado, siempre se ha buscado hacer algo distintivo. Es parte intrínseca del videojuego. Todo el mundo sabe que nadie quiere jugar al mismo juego, sólo que con otra estética ligeramente diferente. Por eso, aún hoy, siguen sorprendiéndonos tantos juegos de otra época.
Es importante señalar lo de «otra época» porque cada vez ocurre menos. La originalidad sigue existiendo en el campo de los indies, pero no abunda de la misma forma. Porque si de algo está llena la industria del videojuego, por una razón u otra, es de remakes y remasters de juegos ya publicados.
Esto no es algo nuevo. Incluso en la generación de la Super Nintendo ya vivimos numerosos remakes, sólo de una generación a la siguiente. Pero la diferencia es que ahora parecen ser algo más común. Más constante. Cuando vemos un Direct de cualquiera de las tres grandes compañías, es como si más de la mitad del tiempo fueran dirigido a juegos que ya conocemos. A refritos. ¿A qué se debe eso? Y sobre todo, ¿por qué parece que ahora ocurre más que antes?
Lo parece porque ocurre. La cantidad de remakes y remasters que están llegando al mercado desde hace un par de años resulta absolutamente ridículo. Y sólo hace falta mirar los anunciados para 2024 para ver que esto sólo está yendo a más.
De juegos lanzados a día de hoy, sólo entre el 19 de enero y el 14 de marzo se han lanzado 10 remasters o remakes de alto perfil. De aquí a junio, hay ya anunciados otros seis. En todo 2024, entre los juegos ya lanzados y los que tienen de fecha de lanzamiento este año, ya hay más de 30 remasters y remakes listados para su lanzamiento. Una cifra preocupante, especialmente teniendo en cuenta que muchos de estos juegos podrían pasar con un port o relanzamiento.
¿A qué se debe esto? A que los juegos son cada vez más caros de producir. Sus desarrollos son más largos, implican más gente, es necesario invertir más dinero. Algo que hace que la mayoría de estudios prefieran no asumir ninguna clase de riesgos. Si pueden ahorrar tiempo y dinero por volver a hacer algo que ya saben que funcionan, elegirán hacer eso sobre arriesgarse con un proyecto nuevo.
Especialmente, porque el público también es un factor. Conseguir que la gente gaste dinero en un juego completamente nuevo es difícil. Hay que hacerles saber que existe, que aprendan su nombre, cómo se juega y porqué debe interesarles. Algo que no pasa con una licencia ya conocida. Y ocurre aún menos cuando hablamos de un juego que ya conocen.
Con un juego que ya tiene una reputación, que se sabe cómo se juega, de qué trata, e incluso que nos gusta, es mucho más fácil saber que se va a vender. Quizás Final Fantasy 7 Remake o The Last Of Us 2 Remastered no sean juegos nuevos, pero son juegos que la mayoría de la gente sabe que quiere jugar. Que si los ven, saben que les interesan, y no tienen problemas en recordar su existencia. Todos los problemas asociados a crear un juego nuevo se evaporan; es mucho más fácil asegurar que el desproporcionado coste actual de los videojuegos no será una pérdida brutal para el estudio.
Irónicamente, los juegos que mejor están funcionando este año no son remakes ni remasters. Los grandes pelotazos de 2024, al momento de escribir este artículo son Palworld, Content Warning, Helldivers II. Juegos que tienen en común su rejugabilidad y que se disfrutan más jugando con amigos, pero también otra cosa: son más baratos que la media.
Donde la mayoría de AAA, los juegos más promocionados, se sitúan entre los 60 y los 80 euros, los grandes éxitos del año se sitúan entre los 7 y los 40 euros. Unos precios donde la gente se siente más cómoda asumiendo riesgos, comprando algo simplemente porque le llama la atención y existe la posibilidad de esté bien.
Algo que demuestra donde está la clave para romper este círculo vicioso de hacer todo cada vez más grande. Más costoso. Reducir el tamaño de los juegos. Invertir menos tiempo y menos dinero, en juegos con una perspectiva más reducida y con un coste más razonable. Si la industria virara hacia ello, es muy probable que no necesitara hacer remakes y remasters de todo. No asumir jamás ningún riesgo. Pero mientras eso ocurra, tendremos que seguir jugando a los mismos juegos una y otra vez.
