No son pocos los personajes de ficción que de una manera u otra han acabado pegándole un puñetazo a Adolf Hitler: el Capitán América es el ejemplo más conocido en la portada de su primer -y propagandístico- número allá por 1941, pero también han hecho lo propio héroes como Deadpool, Superman, The Atom o Batman. De hecho, incluso la Antorcha Humana original acabó reduciéndolo a cenizas… pero nada consiguió sorprendernos tanto como la historia que os traemos hoy: tortugas, mutaciones, robots y Hitler.
Son mutantes y adolescentes
La historia de las Tortugas Ninja es muy curiosa, porque normalmente la gente se cree que es un grupo de buen corazón que come pizza y vive en las cloacas entre monopatines y diversión para todas las edades, pero lo cierto es que esa es solo una versión infantil. Peter Laird y Kevin Eastman crearon un cómic adulto, paródico pero oscuro, que aún ahora es una absoluta maravilla.
Pero poco después apareció la serie de televisión muy dulcificada (que los creadores odiaron) y los cómics de Archie, que duraron 72 números y que inicialmente adaptaban episodios televisivos pero enseguida dieron un giro gracias a la batuta de Ryan Brown y Stephen Murphy. No se puede decir que fuera cómic fanzinero e indie, pero en los 90 era asombrosamente parecido.
Vale. Nos vamos al número 62 de esta historia: las Tortugas empiezan una nueva saga titulada ‘Dreamland’, que sigue a su versión del futuro viajando por el tiempo, los Cyber Samurai Mutant Turtles. El equipo acaba en la II Guerra Mundial, donde descubren que el cerebro que está dando energía al aparato que usan para moverse en el tiempo no es otro que… ¡El cerebro de Hitler!
Es más, ¡el cerebro de Hitler, que ha sobrevivido dentro de un robot y busca entre las ruinas de Berlín buscando su cuerpo! Casi nada. Al final, Raphael acaba pegándole un puñetazo en la cara en uno de los momentos más satisfactorios jamás leídos en un tebeo de las Tortugas… sobre todo teniendo en cuenta que la cosa empezó con la idea de hacer un tebeo para niños, ¿no?
