Seguro que conocéis lo que son los Funkos. Qué demonios, seguro que tenéis ahora mismo alguno mirándoos si estáis leyendo esto desde casa. Esos muñecos con ojos enormes, cabeza grande, cuerpo pequeño y que cubre absolutamente cualquier recoveco de la cultura pop. Son un regalo perfecto para esa persona a la que apenas conoces, una manera de mostrar modernidad sin gastarte un dineral y un recordatorio de que, en 2023, compramos cualquier cosa, por fea que sea, si es de una franquicia que nos gusta.
Funkolección
¿Cuánto es el máximo que pagarías por un Funko? ¿15 euros? ¿25? ¿40, si es uno muy especial? En Estados Unidos, un coleccionista acaba de pagar 210.000 dólares por un pack de dos Funkos de ‘Charlie y la fábrica de chocolate’. Más concretamente, Charlie y un oompa-loompa teñidos de amarillo de arriba a abajo. Por el precio de un piso decente a reformar en Madrid tienes dos figuritas. Buena compra.
Claro que no son dos Funkos cualesquiera: solo hay diez como estos en el mundo, seis de los cuales se dieron durante la Comic-Con de 2016 en una fiesta en la que dieron barritas de chocolate a todos los asistentes. Solo seis de ellos se llevaron una dorada, y, por tanto, el pack en cuestión. En 2018, la primera venta del mismo se llevó a cabo por 10.000 dólares, pero en solo cinco años la cosa ha subido una barbaridad.
Aunque en Internet se recomienda no pagar más de 165.000 dólares, Grail Game decidió pagar un poco más ante la idea loca de su vendedor, que era incluirlo en una “caja misteriosa” y dárselo a un desconocido por solo 15 dólares. Hay que tener en cuenta que la exclusividad y la franquicia a la que pertenecen hacen mucho para que el precio suba. Y no, no estáis locos: solo son dos muñecos pintados de amarillo. Ni siquiera es oro.
Si creéis que el comprador quiere los Funkos para decorar su salón, pensad de nuevo: “Estoy un 60% contento y 40% arrepentido. Además de que adoro el muñeco, simplemente creo que se venderá por mucho más algún día“. Ay, amigo. Los Funkos son los nuevos NFT, por lo que parece. Solo cabe esperar un mejor futuro para ellos, por su propio bien.
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