¿Te imaginas que un día miras al cielo y ves que algunas de las estrellas que conoces ya no están? Y no, no nos referimos a que se dejen de apreciar a simple vista por culpa de la contaminación lumínica. Hablamos de que las estrellas tiren una bomba de humo espacial y desaparezcan.
Pues esto es justo lo que le ha pasado a un grupo de astrónomos que ha descubierto que cerca de 100 estrellas han desaparecido como por arte de magia en los últimos 70 años. Y lo más llamativo de todo: ninguno sabe por qué.
El proyecto que sigue de cerca la desaparición de estas estrellas/fuentes de luz se llama VASCO, acrónimo en inglés de “Fuentes que Desaparecen y Aparecen durante un Siglo de Observaciones”, y está dirigido por la española Beatriz Villarroel, del Instituto Nórdico de Física Teórica, en Suecia.
La desaparición de estas estrellas se pudo contrastar tras comparar datos de observaciones del cielo realizadas hace 70 años con datos más actuales, usando un programa especial para analizar las fuentes de luz que esperaban ver en ambos conjuntos de datos. De los 600 millones de fuentes luminosas previstas, 150.000 parecían haberse esfumado entre 1949 y 2014.
Tras esto, redujeron el número a unas 24.000 candidatas, y finalmente a unas “100 fuentes puntuales”, “más rojas y con movimientos propios mayores que los de los objetos típicos”, que aparentemente habían desaparecido a lo largo del periodo de 70 años.
Pero, ¿qué podría haber causado que todas estas fuentes de luz se esfumaran en menos de un siglo? Según todo lo que sabemos sobre las estrellas, esto debería ser imposible, pero Villarroel y sus compañeros tienen algunas hipótesis.
Una de ellas es que se trate de algún tipo de resplandor óptico producido por estallidos de rayos gamma o ráfagas rápidas de radio, que son fenómenos muy energéticos y breves que pueden aumentar el brillo de una estrella en ocho o diez magnitudes, pero que se desvanecen en unos minutos, y no parecen tener ningún tipo de contraparte visible cuando se observa con grandes telescopios.
Otra posibilidad es que se trate de una supernova fallida, es decir, una estrella masiva que se colapsa en un agujero negro tan drásticamente que no deja ningún rastro detrás. Sin embargo, esta posibilidad es muy poco probable.
También hay otras explicaciones más “exóticas”, como que las estrellas estén ocultas tras nubes de polvo interestelar, que las hayan engullido agujeros negros errantes o incluso que hayan sido tapadas por megaestructuras alienígenas (imaginación al poder).
Sea cual sea el motivo, el proyecto VASCO sigue buscando respuestas, y espera encontrar más estrellas desaparecidas en el futuro usando datos de telescopios más potentes y sensibles. ¿Logrará resolver este misterio?
