La ida (y posterior vuelta) de Sam Altman a OpenAI ha dado numerosos titulares. Y no es para menos. La revolución de la inteligencia artificial se encuentra encabezada por esta empresa, que irónicamente, empezó siendo una organización sin ánimo de lucro. Con las aguas un poco más calmadas, los problemas que rodean a OpenAI siguen dejando preguntas sin responder: ¿qué causó el despido de Sam Altman? Una carta escrita por varios investigadores de la plantilla parece tener la respuesta.
Según informa Reuters, dicha misiva advertía de un gran descubrimiento sobre la inteligencia artificial qué podría llegar a amenazar a la humanidad. Este hallazgo sumado a la carta habrían sido los dos acontecimientos clave que propiciaron el despido de Altman.
Otra de las grandes preocupaciones del consejo de OpenAI era la comercialización de sus avances, sin apenas tiempo para meditar acerca de las consecuencias. A través de mensajes internos, OpenAI confirmó la existencia de un proyecto llamado Q*, o Q Star. Trabajadores de la compañía creen firmemente que Q Star podría suponer un gran avance en el campo de la Inteligencia Artificial General (AGI por sus siglas en inglés). Básicamente, se trata de un sistema que superaría a los humanos en multitud de tareas.
Este nuevo modelo, mucho más avanzado, utiliza grandes recursos informáticos para funcionar y ya es capaz de resolver problemas matemáticos por sí solo. Lo cierto y verdad es que, de momento, su nivel es equiparable al de un alumno de primaria. Aún así, en OpenAI se han mostrado muy optimistas acerca del potencial que tendrá en el futuro.
Para los investigadores, este hecho es clave, ya que las matemáticas siguen siendo un límite a superar para la inteligencia artificial. Y es que desarrollar una IA que pueda resolver cálculos matemáticos implicaría una cosa: que su capacidad de razonamiento ya se asemejaría mucho a la humana. Porque una calculadora puede resolver ciertas operaciones hasta un límite, pero un AGI podría aprender y entender lo que está haciendo.
ChatGPT es capaz de generar texto coherente en base a una estadística, como si se tratase de un teclado predictivo muy potente. Si embargo, no comprende qué es lo que está escribiendo. Con Q Star, la IA pasaría a imitar el razonamiento humano. En la carta que hablamos al principio, los investigadores inciden en el potencial peligro que podría causar esta tecnología.
