Un grupo de astrónomos del Centro de Astrobiología de Madrid ha descubierto una remota galaxia que guarda un increíble parecido con nuestra Vía Láctea. El descubrimiento lo llevó a cabo el potente Telescopio Espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés).
El JWST es el sucesor del Telescopio Espacial Hubble, y tiene una capacidad seis veces mayor para captar la luz de los objetos más distantes del universo. Gracias a esta ventaja, el JWST ha podido observar una galaxia espiral llamada ceers-2112, que existió cuando el universo tenía solo el 15% de su edad actual, es decir, hace unos 11.700 millones de años.
Lo más sorprendente de esta galaxia es que tiene una estructura muy similar a la de la Vía Láctea, con una barra de estrellas y gas que atraviesa su centro, como una raya en un cartel de prohibido fumar. La Vía Láctea también es una galaxia espiral con una barra, que se cree que gira cual rollo de papel higiénico y que canaliza el gas hacia el centro de la galaxia, provocando la formación de nuevas estrellas.
Los astrónomos pensaban que esta estructura era una señal de madurez de las galaxias, y que solo se podía ver en galaxias antiguas, quizás las que existieron a la mitad de la evolución del universo. De hecho, las observaciones del Hubble mostraron que el universo primitivo tenía muy pocas galaxias con barras.
Sin embargo, el hallazgo de ceers-2112 por parte de un grupo de astrónomos dirigido por Luca Costantin desafía esta idea, y sugiere que las galaxias que se parecen a la nuestra ya existían mucho antes de lo que se creía.
El descubrimiento de ceers-2112 abre la puerta a nuevos escenarios sobre la formación y evolución de las galaxias, y plantea la pregunta de qué factor físico clave falta en los modelos actuales, que no pueden explicar la presencia de esta galaxia tan antigua y parecida a la nuestra.