Recuerdo perfectamente el día que abrí mi Nintendo DS y metí por primera vez un juego que venía muy recomendado pero del que no sabía prácticamente nada: ‘Phoenix Wright’. Solo con el caso inicial ya estaba absolutamente metido en una historia de contradicciones, pruebas, lógica ilógica, compañerismo y extravagancia que ha sobrevivido a lo largo de once juegos. Una maravilla de Capcom… que estuvo a punto de no hacerse.
¡Protesto!
Volvamos al inicio. Año 2000. Shu Takumi acaba de terminar su trabajo en ‘Dino Crisis 2’ y su jefe en Capcom le da seis meses para que busque otro proyecto que le apasione. El creador lo tenía muy claro: un juego de misterio y aventura para Game Boy Color sobre abogados. Esa era la gran oportunidad de dejar su huella como creador. ¿El problema? No tenía ni la menor idea de cómo funcionaba la ley.
No es que eso fuera a pararle, claro. En poco tiempo ya había planeado algunos casos de ‘Ace Attorney’ (el título original del juego en Japón), que recibió… El desprecio de sus compañeros, que creyeron que la gente lo rechazaría por no tener los errores legales. Fue entonces cuando, escribiendo varios documentos sobre el diseño del juego, recibió una llamada de su productor con un consejo: “Déjalo”.
Así es: la ayuda que le dieron a Shu Takumi es que abandonara por completo su idea y se dedicara a otra cosa. Claro está: ni sus compañeros ni su productor sabían que el juego iba a ser estrafalario e iba a estar repleto de personajes míticos. Todos estaban convencidos de que se trataría de una historia hierática y seria, más preocupada por los requerimientos técnicos que por enfocarse en la diversión pura.
Por suerte para todos, ‘Ace Attorney’ salió para Game Boy Advance, tuvo un remake para DS que finalmente acabó saliendo de Japón como ‘Phoenix Wright’. Eso sí, estuvo a punto de llamarse ‘Roger Wright’, que sonaba mucho más heroico. Si se salvó fue, simplemente, porque tuvieron miedo de que la gente lo relacionara con ‘¿Quién engañó a Roger Rabbit?’. Felices casualidades. ¡Toma ya!
