Al fin ha vuelto la Ceremonia de los Oscars de 2023. La fiesta del cine organizada por la Academia de Hollywood nos deleita, año tras año, con momentos icónicos como la famosa bofetada de Will Smith el año pasado. Con su vuelta, no han dejado ningún momento similar, pero a cambio ha repartido unos premios muy interesantes y merecidos.
El primer ganador de la gala ha sido Guillermo del Toro. El director mexicano que ya se llevó todo en 2018 con La forma del agua ha vuelto a alzarse con una estatuilla al ganar a Mejor película de animación. El premio se trataba de un secreto a voces, puesto que rápidamente se colocó como favorita, por encima de El gato con botas: el último deseo.
La película original de Netflix fue un éxito cuando salió el pasado diciembre en la plataforma y se convirtió en un gran fenómeno. El público celebró su factura, con una técnica que mezcla CGI con stop motion, pero lo más llamativo fue su impresionante historia.
Una oda al cine animado
El director ha enviado un mensaje muy interesante y emotivo sobre la animación y su importancia. Sin duda, es la persona más idónea para hablar del tema:
“La animación es cine, no es un género. Está para llegar al siguiente nivel, por favor ayúdennos, manténganla presente en sus conversaciones. Animar es dar alma a algo que no la tiene. Es el vehículo perfecto para abordar las grandes cuestiones del universo”.
La palabras del cineasta en el teatro Dolby de Los Ángeles ha dejado claro que su incursión en la animación no ha sido casualidad, e invita a la industria del cine a considerar este formato como algo más que un simple “género”, como a veces es vista.
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