Para Google estamos en la semana más importante de su historia moderna, ya que se enfrentan a un caso clave dentro de su negocio: ¿son o no un monopolio de las búsquedas de internet? Y lo peor, ¿han terminado ellos con la competencia de forma desleal?
El juicio por un caso antimonopolio histórico contra Google está previsto que comience el martes en un tribunal de Washington. El gigante de Mountain View está acusado de monopolizar el espacio de búsqueda online.
La demanda, presentada por el Departamento de Justicia de EE. UU. en 2020, representa el mayor desafío legal al poder y la influencia de las grandes tecnológicas en décadas, y podría marcar un hito en la lucha contra los monopolios del sector.
El futuro de internet pasa por este gran juicio
“El juicio sobre las búsquedas de Google tendrá enormes consecuencias para nuestro mundo digital, ya que el resultado determinará la forma en que millones de estadounidenses acceden a Internet y lo utilizan”, declaró Katherine Van Dyck, asesora principal del Proyecto Estadounidense de Libertades Económicas, una organización sin ánimo de lucro que presentó una moción para que se hicieran públicos los procedimientos judiciales debido a la importancia del caso.
El Departamento de Justicia ha acusado a Google de utilizar su poder de mercado para bloquear injustamente a sus rivales y posicionarse como el Dios de internet.
Se trata del primer caso presentado por el Gobierno contra Google que llega a juicio. Y por si fuera poco, el Departamento de Justicia también se ha unido a otro caso contra Google presentado por los fiscales generales de 38 estados y territorios por problemas de monopolio en la publicidad.
Google ha negado haber cometido infracción alguna en ambos casos y no ha respondido inmediatamente a la solicitud de comentarios. El Departamento de Justicia tampoco hizo comentarios.
En los documentos presentados el mes pasado, el juez Amit P Mehta desestimó un puñado de cargos presentados contra Google, reduciendo el caso en una ligera victoria para la empresa.
Dijo que Google no estaba obligada a defenderse de las acusaciones de que el diseño de su página de resultados de búsqueda había perjudicado a rivales como Expedia o Yelp.
Aun así, Mehta permitió que siguieran adelante algunas de las acusaciones más significativas, incluidos los argumentos clave de que los contratos exclusivos de Google con los fabricantes de teléfonos supuestamente perjudicaban a los competidores.
El departamento alega que la empresa paga miles de millones cada año para “asegurar el estatus por defecto de su motor de búsqueda general y, en muchos casos, para prohibir específicamente a las contrapartes de Google tratar con los competidores de Google”.
Mehta afirmó en un dictamen desvelado en agosto que la “marca Google se ha hecho tan omnipresente que los diccionarios la reconocen como verbo”. Según Mehta, en 2020 Google tenía casi el 90% de la cuota de mercado y los anunciantes gastaban más de 80.000 millones de dólares anuales sólo para llegar a los usuarios.
El juez dijo que el Departamento de Justicia está obligado a demostrar que cada acción concreta (ejemplo, la forma en que Google gestiona la publicidad en las búsquedas) constituye una violación de la legislación antimonopolio. Esto significa que el gobierno no puede demostrar una serie de acciones y argumentar que estas violan acumulativamente la ley antimonopolio.
“Esperamos demostrar en el juicio que la promoción y distribución de nuestros servicios es legal y favorece la competencia”, declaró Kent Walker, Director Jurídico de Google, en respuesta a la decisión de Mehta.
También fueron a por Meta
Aunque las grandes tecnológicas han permanecido prácticamente indemnes durante las últimas décadas de éxito sin trabas, demandas como ésta contra Google podrían marcar un cambio de tendencia.
Los fiscales generales presentaron una demanda antimonopolio contra Meta que fue desestimada a principios de este año. La Comisión Federal de Comercio, bajo la dirección de Lina Khan, también presentó una demanda contra Amazon a principios de año.
El resultado del caso Google, el primero importante de este tipo que llega a los tribunales, podría ser una señal de hasta qué punto cambiarán las tornas en el futuro.
