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De A todo gas a Fast and Furious: cómo una película de tunning se convirtió en la mayor saga de acción

¿Por qué Fast and Furious es una saga tan popular?

De A todo gas a Fast and Furious: cómo una película de tunning se convirtió en la mayor saga de acción
Juan Carlos Saloz

Juan Carlos Saloz

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A principios de los años 2000, la subcultura del tunning era una pata más de la sociedad urbana. Como un modo de expresión que a veces se pasaba de la raya de la ley, se convirtió en un símbolo de la clase obrera y de la lucha de clases. A partir de esta subcultura nacieron todo tipo de productos a la altura: los videojuegos Need for Speed o la película Yo soy la Juani eran ejemplos clave.

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Pero hubo un estreno en 2001 que convertiría al tunning, las carreras de coches y la conducción en algo mucho menos circunstancial de lo que era hasta el momento: A todo gas (Fast and Furious). Estrenada como una pequeña película de acción de esas que tan bien funcionaban en la época —Transporter, por ejemplo, se estrenó un año después—, la película simplemente quería atraer a los jóvenes que tan atraídos se sentían por este fenómeno.

Sin embargo, pronto se convirtió en mucho más. De ser una película de acción circunstancial pasó a ser una marca, y de ser una marca a convertirse en una de las franquicias más beneficiosas de la historia del cine. Así es como, con sus propios iconos, lenguaje y sobredosis de acción, Fast and Furious pasó a conquistar el mundo.

A todo gas: el origen de la leyenda

El origen de Fast and Furious está en el guionista Gary Scott Thompson. Después de escribir en los noventa películas menores como K-911 o Split Second, el escritor presentó a Universal Pictures la idea de llevar a cabo una película que abordara las carreras callejeras que tan de moda se habían puesto. Su ida era contar con un reparto multirracial y una banda sonora llena de música hip-hop y electrónica, mezclando todo lo que molaba en el momento para ser un triunfo seguro.

Universal dio luz verde al proyecto con Rob Cohen (XXX, Dragonheart) como director. Con un presupuesto de unos 38 millones de dólares, un precio medio pero funcional para una película de estas características, la película estaba lejos de querer reventar la taquilla: con ser un éxito comercial medio, estaban satisfechos.

Sin embargo, la química entre Vin Diesel (Dominic Toretto) y Paul Walker (Brian O’Conner) fue automática, y la gente acudió en masa a los cines, provocando que la película recaudara más de 200 millones de dólares. The Fast and the Furious contaba la historia de Dominic Toretto, el líder de una banda de corredores callejeros en Los Ángeles. Brian O’Conner, un oficial de policía encubierto, se infiltra en el grupo de Toretto para investigar una serie de robos de camiones. Pero pronto la trama cambia cuando se descubre que no todo es tan blanco y negro como parece.

La película incluyó a otras estrellas como Michelle Rodriguez en el papel de Letty, la novia de Toretto, y Jordana Brewster como Mia, la hermana de Toretto y el interés amoroso de O’Conner. Durante la producción, la película enfrentó algunos desafíos, incluyendo la necesidad de crear efectos especiales para las escenas de carreras y la logística de filmar en lugares públicos. También hubo algunas tensiones entre el director Rob Cohen y el actor Vin Diesel, que tuvieron diferencias creativas en la interpretación del personaje de Toretto.

Sin embargo, el sorprendente éxito de taquilla se las vio contra críticas horrendas. Los críticos no soportaban que una película de estas características triunfara, y eso se convirtió en un clásico para la saga Fast and Furious. Desde luego, estaba claro que tenía que convertirse en algo más que una sola película.

Una saga que no deja de crecer

La segunda película, 2 Fast 2 Furious, se estrenó en 2003 y fue dirigida por John Singleton. La trama sigue a Brian O’Conner después de que ha sido expulsado del cuerpo de policía y se une a un amigo de la infancia para infiltrarse en una organización criminal. La película fue un éxito de taquilla a pesar de la ausencia de Vin Diesel, pero la saga todavía tenía que dar varios tumbos antes de encontrar su propio camino.

Después de una pausa de dos años, la franquicia regresó con The Fast and the Furious: Tokyo Drift en 2006, dirigida por Justin Lin antes de que se convirtiera en el director habitual de la franquicia. En esta ocasión, la trama seguía a un adolescente llamado Sean Boswell (Lucas Black) que es enviado a Japón después de ser arrestado por correr en la calle. Allí, se introduce en el mundo del drifting y se enfrenta a un corredor local llamado Takashi (Brian Tee).

Sin Paul Walker ni Vin Diesel, la película fue un fracaso de taquilla en comparación con las dos películas anteriores, aunque resultó ser un éxito en los mercados internacionales. Pero este largometraje dejó claro que los tiros de la saga tenían que ir por donde ya iban en el primer filme, y todo volvió a cambiar con la cuarta película.

En Fast & Furious (2009), la cuarta entrega, se produjo por fin el regreso de Vin Diesel y Paul Walker a la franquicia. La trama sigue a Dominic Toretto y Brian O’Conner mientras trabajan juntos para derrotar a un narcotraficante mexicano. La película fue un éxito de taquilla y recaudó más de 360 millones de dólares en todo el mundo. Estaba claro que ellos debían ser los protagonistas… y que la saga tenía más vida que nunca.

A partir de este momento le siguieron tres estrenos que no hicieron más que agrandar la leyenda. Fast Five (2011) seguía a Toretto y su banda mientras se unen con un ex policía llamado Hobbs (Dwayne Johnson) para robar un banco en Brasil. La película recibió críticas positivas y fue un gran éxito de taquilla, recaudando más de 626 millones de dólares en todo el mundo. Hobbs, de hecho, fue tan famoso que acabaría protagonizando su propia película a parte de la saga después de que Johnson tuviera diferencias con Diesel.

La sexta película, Fast & Furious 6, se estrenó en 2013 y fue nuevamente dirigida por Justin Lin. La trama sigue a Toretto y su banda mientras trabajan con Hobbs para detener a un equipo de corredores liderados por Owen Shaw (Luke Evans). La película recibió críticas positivas y fue otro éxito de taquilla, recaudando más de 788 millones de dólares en todo el mundo. La saga no paraba de crecer… pero pasaría algo que la cambiaría para siempre.

Paul Walker y la importancia de la familia

En 2015 se estrenó Furious 7, dirigida por James Wan. La película sigue a Toretto y su banda mientras se enfrentan al hermano de Shaw, Deckard (Jason Statham), después de que él busca venganza por lo que le sucedió a su hermano. La película logró un récord increíble: más de 1.500 millones de dólares en todo el mundo. Pero el secreto de su éxito estaba en la tragedia.

Paul Walker, protagonista junto a Diesel de la saga, murió en un accidente automovilístico antes de que se completara la filmación. La producción de la película se detuvo temporalmente, y se utilizaron técnicas de efectos visuales y la ayuda de los hermanos de Walker como dobles para completar la película. Pero de repente la saga se convirtió en otra cosa: era cuestión de justicia que tuviera éxito.

En una entrevista en 2015, Vin Diesel habló sobre la importancia de la familia en la franquicia y cómo la pérdida de Paul Walker había fortalecido ese vínculo: “Creo que lo que nos ha mantenido adelante es el amor y la pasión que compartimos con Paul. Y eso es lo que realmente impulsa a esta franquicia. Es un homenaje a Paul, pero también es un homenaje a la familia que hemos construido a lo largo de los años”.

Algo así añadiría el director F. Gary Gray cuando fue preguntado sobre la saga en 2017: “Para nosotros, la película no trata sobre la delincuencia o las carreras callejeras. Se trata de la familia y las relaciones que se construyen en torno a la pasión por los coches y la velocidad“.

El final de la leyenda

Después de la trágica pérdida de Paul Walker, la franquicia se tomó un descanso antes de regresar con The Fate of the Furious en 2017, dirigida por F. Gary Gray. La trama sigue a Toretto mientras traiciona a su equipo para trabajar con una terrorista llamada Cipher (Charlize Theron). La película recibió críticas mixtas, pero fue otro éxito de taquilla, recaudando más de 1.200 millones de dólares en todo el mundo.

Con el recuerdo de Walker en la memoria, Diesel decidió centrar la saga mucho más en la familia y todo lo que ello representaba, y es algo que se ha mantenido en el resto de lanzamientos. En 2021, la saga continuó con F9, dirigida nuevamente por Justin Lin. La trama sigue a Toretto y su equipo mientras se enfrentan a su hermano perdido hace mucho tiempo, Jakob (John Cena). La película recibió críticas mixtas y tuvo algo de menos éxito que las anteriores (700 millones recaudados) debido a la pandemia.

Ahora, con Fast X la familia Toretto busca realzarse de nuevo con una película que siga sirviendo de homenaje a Walker y a todo lo que significa Fast and Furious. Desde luego, con el fichaje de Jason Momoa tiene toda la pinta de que van a sorprendernos con más explosiones, carreras y acción que nunca.

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Juan Carlos Saloz

Juan Carlos Saloz

Periodista cultural especializado en cine, series, cómics, videojuegos y todo lo que tus padres intentaban que evitaras en tu infancia. También director de cine en ciernes, guionista y liante profesional.

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