Los guionistas de cine y televisión estadounidenses han ido a la huelga. Viendo peligrar sus trabajos a causa de la IA, considerando que no cobran lo suficiente para el trabajo que hacen y que no se les valora como se merecen, han decidido que se ha acabado la hora de negociar y que es momento de tomar medidas más drásticas para ser escuchados. Esto puede acabar en una tormenta perfecta, teniendo en cuenta que pueden seguirles en las próximas semanas los sindicatos de directores y montadores, pero incluso si la cosa no fuera a más, ya estaríamos hablando de una situación tremendamente problemática para Hollywood.
Eso, por supuesto, tendrá también repercusiones para los consumidores. Como vivimos ya en la huelga de guionistas de 2007, habrá recortes, retrasos, cancelaciones y no pocos disgustos no sólo entre los despachos de directivos que tendrán que pararse a pensar gracias a quien están ganando las desproporcionadas cantidades de dinero que están ganando.
Por eso hoy os traemos las claves de cómo pueden llegar a afectarnos a nosotros, el público, esta huelga. Con la experiencia de la anterior huelga de guionistas, aunque teniendo en mente que el panorama actual no es exactamente el mismo que el del 2007, intentaremos dar las claves de porqué puede ser en cierta medida incluso más catastrófico para las cadenas y los directivos, pero no necesariamente tan lesivo para el público. Porque aunque no lo parezca, en estos dieciséis años, han cambiado muchas cosas. Algunas, incluso a nuestro favor.
Si eres fan de los shows de comedia tenemos malas noticias
En EEUU los shows de comedia son muy importantes. El late night y el early night, programas que aquí tendrían su equivalente en programas como Late motiv o La Resistencia, son parte de la identidad cultural del país y siguen gozando de una extraordinaria popularidad. Gente como Jimmy Kimmel o Jimmy Fallon siguen manteniendo enganchada a la televisión a millones de personas semana a semana, y si bien Saturday Night Live a conocido tiempos mejores, sigue considerándose una eminencia en el ámbito de la comedia anglosajona.
¿Qué significa para estos programas la huelga de guionistas? Prácticamente un cese inmediato de las actividades. Basándose enteramente en la actualidad y las celebridades, sin guionistas que escriban lo que acaba de ocurrir al momento, estos programas van a ser los primeros viéndose obligados a tener que improvisar su contenido o buscar una alternativa que emitir. Algo que ya ocurrió en el 2007, cuando Conan O’Brien tuvo que rellenar tiempo de su programa haciendo girar su anillo de boda a falta de otro contenido que emitir.
Pero tenemos buenas noticias si te gustan los reality shows
Si tienen una ventaja los reality es que requieren relativamente poca infraestructura de escritura comparado con prácticamente cualquier otra clase de contenido popular. Por eso no es de extrañar que durante la anterior huelga de guionistas una de las bazas que utilizaron muchas cadenas para capear el temporal fuera recurrir a sus reality shows para ocupar todos los huecos que iban teniendo en su programación habitual.
El problema es que 2023 no es 2007. En 2007 veníamos del mayor pico de los reality, que alcanzamos a mitad de los 2000, cabalgando aún esa ola sin problemas y con todas las cadenas buscando suerte con decenas de realitys en emisión para ver cuál era un bombazo. 2023 no es 2007 y si bien sigue habiendo muchos reality shows, las cadenas no tienen la misma prioridad de los mismos sobre la ficción, lo cual puede llevar a que, fuera de las remisiones, muchas cadenas se puedan ver en problemas para encontrar contenido de realitys para emitir en todos los huecos que vayan encontrando, cuando en 2007 simplemente podían contactar con la casa de Gran Hermano e inventarse algo.
Tendremos series y películas nuevas, siempre que no se alargue la cosa
Al respecto de la ficción, hay dos realidades. La pajita corta se la lleva la televisión tradicional, que al trabajar con tiempos de producción más cortos, se verá mucho antes en la situación de quedarse sin guiones que producir. La pajita larga se la llevan los servicios de streaming, que tienen o deberían tener un buen catálogo de estrenos ya preparado, no viéndose afectados a priori por la huelga si no dura demasiado. Pero ahí está la clave. Si no dura demasiado.
Si la huelga se alarga lo suficiente, el efecto se empezará a notar en todo. Se retrasarán series. Se dejarán de emitir episodios. Temporadas se cortarán antes de tiempo. Si se llega hasta esa situación, como ya ocurrió en 2007, los estudios se verán obligados a sentarse a negociar en las peores condiciones posibles. Si además esto llega a afectar al cine, especialmente a las películas de perfil más alto, esto puede ser catastrófico. Especialmente porque, teniendo en cuenta que venimos de un largo periodo donde el COVID ya ha hecho mella sobre las producciones audiovisuales, el terror de otro año perdido para las productoras es algo que puede hacer que esta huelga acabe antes de que lleguemos a sentirla con tanta fuerza como la anterior.
Además, siempre nos quedarán los servicios de streaming
Si algo es diferente con respecto de 2007 es que, para nosotros, espectadores, ya no sólo existe la televisión. Ahora los servicios de streaming son algo generalizado y normal en nuestras vidas. Si la huelga se alarga, y si bien no es lo mismo, ¿qué nos impide aprovechar para ver todas las series que tenemos pendientes? No es lo que quieren los directivos de las cadenas, ya que 100.000 personas viendo 1000 series diferentes es peor que 100.000 personas viendo una única serie, pero eso es parte de lo que ocurre en esta situación: los guionistas tienen la sartén por el mango. Pueden no tener los medios de producción a su disposición, pero sin su fuerza de trabajo, no van a existir más series ni los beneficios asociados a las mismas.
Por eso, si bien es cierto que puede llegar a afectarnos, en principio debería pasar sin que nos afecte en exceso. Porque ya no es 2007. Y si bien esto significa que para nosotros, espectadores, la situación es más favorable, no significa que lo sea para los directivos, quienes tienen por delante una huelga que puede ser incluso más devastadora para sus intereses de lo que ya fue la huelga que se considera uno de los grandes logros modernos para la industria del cine.
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