Trucos y Consejos

Cómo jugar a GTA V Roleplay en 3 pasos

9 de febrero de 2021
Actualizado: 21 de octubre de 2024, 12:48

Ha pasado casi una década desde que salió GTA V en PlayStation 3 y Xbox 360. En todo este tiempo, el juego ha salido en más plataformas, entre las que se incluye el PC y un importante añadido: el Roleplay. Si alguna vez te has preguntado cómo jugar a GTA V Roleplay, hoy en Softonic te despejamos la duda.

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Consejos de Roleplay en 3 pasos

Para detallar qué es lo necesario a la hora de jugar Roleplay, lo idóneo es hacerlo paso a paso para que no pierdas detalle alguno. Vamos con el primer punto.

Paso 1: Descargar el juego

Parece obvio, ¿verdad? Pero es importante recalcarlo. Para jugar a GTA V Roleplay necesitas el propio videojuego de Rockstar. Descárgalo desde la siguiente ficha de producto y no olvides instalarlo en tu PC.

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Paso 2: Descarga un cliente

Roleplay es un modo de juego que crearon algunos usuarios, es decir, no es algo que nazca de la propia Rockstar Games. Por esta razón, para jugar a Roleplay es necesario descargar algún cliente de juego modificado.

Los más conocidos son Grand Theft Multiplayer y FiveM. ¿Hay más clientes? Sí, por supuesto, pero te recomendamos que no te partas mucho la cabeza y escojas uno de estos dos.

Paso 3: Accede a un servidor

Realizados los anteriores pasos, el resto no es más que acceder a alguno de los múltiples servidores que existen sobre GTA V Roleplay.

En español, por ejemplo, tenemos el de Exiliados RP, Ruta 66 RP o Nera, tres de los más populares. En inglés, por su parte, No Pixel, Eclipse RP y Mafia City son bastante conocidos.

Cabe destacar que el proceso hasta aquí es simple y sencillo, pero ahora viene lo complicado: acceder a estos servidores es muy difícil. La gente que juega a rol se toma muy en serio las normas, de ahí que no dejen entrar a cualquier persona. Debes acatar el rol que te toque (aunque no te guste), cumplir las reglas al pie de la letra y nunca faltar el respeto a tus compañeros de partida. Una serie de condicionantes que complican el proceso de admisión, aunque no lo hace imposible.