La carrera por llevar seres humanos a la Luna se inició con el discurso que el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, pronunció en 1962 en el estadio Rice de Houston (Texas).
En el discurso, Kennedy se comprometió a conseguir que un ser humano pisara la Luna a finales de esa misma década. Cuando se produjo el alunizaje en 1969, se había logrado el objetivo de Kennedy y se había cumplido su plazo.
Sin embargo, con el objetivo cumplido, la NASA se enfrentó a grandes recortes de financiación, haciendo insostenible el futuro de las misiones Apolo.
Estados Unidos fundió miles de millones de dólares para ganar la carrera espacial a los rusos, una vez que consiguieron poner la bandera en la Luna ya dejó de tener sentido para los inversores.
20 misiones Apolo para vencer a Rusia en el Espacio
La última misión tripulada a la Luna fue el Apolo 17, que tuvo lugar entre el 7 y el 19 de diciembre de 1972. Fue una misión de 12 días y batió muchos récords: el paseo espacial más largo, el alunizaje más largo y las muestras lunares más grandes traídas a la Tierra.
Originalmente se habían planeado 20 misiones Apolo, pero las misiones tecnológicas y de investigación no se consideraron tan importantes como el logro del alunizaje en sí, y las tres últimas misiones se cancelaron.
Mientras que el gobierno estadounidense estaba dispuesto a invertir mucho dinero en las misiones Apolo cuando resultaban útiles para la carrera espacial, la investigación y el desarrollo tecnológico no se consideraban prioritarios.
El Apolo 11 fue una declaración política en plena carrera espacial y, una vez realizada, desapareció la necesidad de realizar más misiones a la Luna. El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, lo puso de relieve cuando describió así la carrera espacial:
“Fue un concurso de ideologías políticas. Fue una competición de ideologías económicas. Fue una competición de proezas tecnológicas. Y en esta gran contienda de grandes potencias, Estados Unidos estaba decidido a ganar”.
Ir a la Luna era enormemente caro. Originalmente el gobierno de Kennedy había estimado 7 mil millones de dólares. Al final, el coste total fue de 20.000 millones de dólares.
También había menos apoyo nacional. Todas las misiones Apolo se habían llevado a cabo en un contexto de disturbios civiles en Estados Unidos, y las grandes cantidades de dinero que se gastaban en viajes espaciales se convirtieron en un punto de discordia para el público estadounidense.
Con el deshielo de la Guerra Fría, las Conversaciones sobre Limitación de Armas Estratégicas (SALT) supusieron una drástica reducción de la producción de misiles, incluidos los destinados a viajes espaciales.
El objetivo ya no es ir, es quedarnos a vivir en la Luna
Mientras que en las misiones Apolo los astronautas vivieron en la Luna sólo unos días, los viajes a la Luna en el siglo XXI se centrarán más en la creación de bases lunares o satélites estacionarios.
Bridensteine describe cómo el futuro de los viajes lunares pasa por una presencia sostenida en la Luna: “Esta vez cuando vayamos a la Luna vamos a quedarnos. Eso es lo que pretendemos”.
La NASA tiene planeadas varias misiones a la Luna en los próximos años. Por ejemplo, en Artemis II la idea es mandar a la primera mujer y al primer hombre negro a la Luna en una visita exprés de unas pocas horas, a modo de demostración de que ir y volver es más fácil que nunca.
Y no será hasta Artemis III. Esta será la segunda misión Artemis tripulada y el primer alunizaje tripulado desde el Apolo 17 en diciembre de 1972. Se planea que Artemis 3 coloque a la primera mujer y primera persona negra en la Luna.
Esta es la verdaderamente importante, ya que el plan de Artemis III es aterrizar una tripulación en la región del polo sur de la Luna, tener dos astronautas en la superficie de la Luna durante aproximadamente una semana, y volver a la Tierra.
En la próxima década no iremos a la Luna, viviremos en ella. Tal y como imaginaron nuestro padres. El futuro es mañana.
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