Jason Todd no estaba cayendo bien a los lectores de DC de finales de los 80, pero en la editorial no sabían hasta qué punto. El nuevo Robin estaba escrito como un joven excesivamente oscuro, y el público pedía el retorno de Dick Grayson, quien llevó el manto antes y era luminoso y divertido. No tenían ni idea de qué hacer para que cayera bien, hasta que Denny O’Neil, editor de Batman, tuvo una idea tremenda: amenazar con matarle de manera definitiva y hacer que el público tomara la decisión. Así se darían cuenta de que en el fondo no querían su muerte, ¿verdad? … ¿Verdad?
La langosta muerta
La decisión no vino de la nada, sino de un sketch del ‘Saturday Night Live’ en el que Eddie Murphy amenazaba con hervir una langosta llamada Larry a no ser que el público llamara y pidiera clemencia… O llamara a otro número pidiendo su ejecución. En DC hicieron exactamente lo mismo: Joker tenía a Todd a su merced, y en el cómic se anunciaba “Robin morirá porque Joker quiere venganza, pero puedes prevenirlo con una llamada de teléfono”.
Durante 36 horas entre el 16 y el 17 de septiembre de 1988, dos teléfonos distintos se habilitaron recibiendo llamadas para su muerte o su salvación. Recibieron un total de 10.614 llamadas, cada una a cincuenta centavos. A favor de que viviera, 5271. En contra, 5343. 72 votos que lo decidieron todo. Robin debía morir, para sorpresa de todos. Por suerte, Jim Starlin y Jim Aparo habían preparado dos finales distintos para el número 428 de ‘Batman’.
Y ahora, por fin, DC va a publicar el final alternativo que estaba preparado, en el que Batman exclama “¡Está vivo! ¡Gracias a dios!” y le lleva al hospital para que le traten. Además, las columnas al final del cómic exclaman un “Tengo confianza en que Robin volverá a entrar en acción pronto”. En realidad, así fue, más o menos.
En 2005, más de 15 años después de su muerte, Jason Todd resucitó con el nombre de Capucha Roja, y desde entonces ha muerto y vuelto un buen puñado de veces. Incluso fue Batman durante un tiempo, y al final acabó enfrentándose al mismísimo Bruce Wayne. Nunca sabremos si su muerte fue el proceso de la democracia o de un programador informático que preparó un sistema para llamar cada 90 segundos a la línea, como se rumoreaba. Lo que está claro es que es historia de los cómics de la que por fin vamos a tener el puzzle al completo. Habrá que disfrutarlo.