Xbox One cumple 10 años. Lanzada el 22 de noviembre de 2013 en casi todo el mundo, el hardware de Microsoft ha dado muchas alegrías a millones de personas alrededor del planeta durante esta pasada década, e incluso se puede decir que todavía las sigue dando, ya que la consola todavía recibe gran cantidad de videojuegos actuales (al igual que sucede con PlayStation 4). ¿Pero cómo fue el desembarco de Xbox One?
Los primeros pasos de la consola de Microsoft fueron bastante convulsos. Anunciada un 21 de mayo de 2013 en un increíble show, todo el que viviera ese momento lo recordará por un aspecto: “TV“. La palabra “TV” apareció mencionada infinidad de veces durante su presentación, hasta tal punto que fue incluso el eje central de todo por encima de los propios videojuegos. La presentación fue tan nefasta que sólo dos semanas después, durante la conferencia del E3 2013, Microsoft cambió por completo su guión para hablar de videojuegos y no de televisión.
Por desgracia para los jugadores, no se le dio de verdad importancia a las bondades del hardware. Por ejemplo, que el DVD de Xbox 360 decía adiós para dar paso al más que consabido BluRay, así como tampoco de su GPU hasta 10 veces más potente que Xbox 360 gracias a la tecnología de AMD y sus 1,23 TFLOPS/s de potencia, su procesador AMD de 8 núcleos, su disco duro de 500 GB o los 8 GB de memoria RAM DDR3.
Este enfoque centrado en la televisión en su primer show causó mucho revuelo. El propio Phil Spencer, mandamás ahora de la división Xbox, confirmó que se falló en cómo se vendió Xbox One, incluso los propios trabajadores de la consola no entendían por qué se centró todo en la televisión con lo bien que se había desarrollado la consola, así como sus primeros videojuegos. Para colmo, hubo medidas muy controvertidas, como el incluir Kinect de manera obligatoria en cada consola o la más polémica de todas, esa que limitaba el acceso a los juegos prestados por amigos o familiares. La mofa fue tal que incluso Sony le dedicó un vídeo paródico que ha quedado para la historia del videojuego con más de 20 millones de visualizaciones.
La llegada de Spencer
En Microsoft sabían bien que la promoción de Xbox One no había sido buena. PlayStation 4 estaba teniendo más bombo e impacto entre los jugadores. A poco que se preguntara en las tiendas o a los analistas, la información llegaba fácil y sin problemas. De hecho, Microsoft anunció que se habían vendido 3 millones de consolas sólo un mes después de su lanzamiento, 10 millones vendidas un año después… y tras eso, el silencio. La compañía informó, en octubre de 2015, que ya nunca más daría datos exactos de venta de consolas. Cuando no se dan cifras en las empresas es porque no interesa. Es así de fácil y sencillo. La recepción tan baja que estaba teniendo Xbox One comparada con PS4, lanzada a la par, era radical: la consola de Sony había vendido 19,9 millones de consolas un año después de su lanzamiento, prácticamente el doble que Xbox One.
Los de Redmond tenían claro que era necesario dar un giro de 180 grados. A finales de marzo de 2014, Don Mattrick, hasta entonces encargado de la división Xbox, dejaba su cargo para que lo ocupara Phil Spencer. La llegada del actual jefe de Xbox fue un soplo de aire fresco. No sólo conectó con los jugadores, sino que supo ver muchos de los problemas que se habían cometido por un simple motivo: Spencer también era jugador de videojuegos y no sólo un ejecutivo, de ahí que supiera las problemáticas y necesidades de su ahora consola.
El enfoque tan prioritario en la televisión se echó a un lado para centrarse en los videojuegos. Spencer se cargó la obligatoriedad de Kinect para todos los jugadores, lo que abarató el precio de la consola y la hizo más accesible en las tiendas (y también en los hogares, ya que lo eliminaba de la ecuación). Además, mientras que Don Mattrick no creía en la retrocompatibilidad, Spencer sí lo hacía: durante diferentes años anunció una oleda de videojuegos retrocompatibles de Xbox 360 y la primera Xbox, todo de manera gratuita (metías tu disco y listo). A esto se le unió la llegada de desarrollos de nivel y una estrategia bien conocida por todos durante la actualidad: la de adquirir grandes estudios para tener producciones propias. Poco a poco, Microsoft fue comprando estudios como Ninja Theory o Double Fine para que formaran parte de Xbox.
Por otro lado, a finales de febrero de 2017 también se anunció el que puede ser uno de los cambios más grandes de Xbox durante esta última década: la llegada de Xbox Game Pass. La compañía comunicaba así el debut de un servicio de suscripción al más puro estilo Netflix o HBO: se pagaba una cantidad al mes y se disfrutaba de un amplio catálogo de videojuegos. Además, se incluían muchas producciones lanzadas el primer día, de manera que los usuarios podían gozar de estrenos de nivel si estaban suscritos a Game Pass.
En la actualidad, Microsoft ya ha dejado claro que Xbox Game Pass es la piedra angular sobre la que gira toda su estrategia comercial. ¿Hay que vender consolas? La respuesta es “sí”, pero es más importante tener suscripciones a Game Pass (donde ya hay casi unos 30 millones). Más allá de sus producciones propias, Xbox también está firmando acuerdos temporales para que títulos de otras empresas aparezcan en el Game Pass Día 1. Este es el caso de la saga Like a Dragon (Yakuza), por ejemplo, así como de otros grandes desarrollos que hemos podido ver durante estos casi 7 años de Xbox Game Pass.
Un mejor final de lo que aparenta
Aunque se pueda pensar que Xbox One ha sido un fracaso comercial, la realidad es que la consola de Microsoft ha rendido bastante bien. Nunca hemos tenido datos oficiales, pero en una presentación de ID@Xbox, de junio de 2023, conocimos que la cifra acumulada de Xbox Series X | S y Xbox One llegaba hasta los 79 millones de consolas vendidas, con 21 millones para Series X | S. Por tanto, haciendo una simple resta sabemos que Xbox One ha vendido más de 58 millones de consolas, una marca que difícilmente crecerá debido a que la consola ya está descontinuada en su fabricación (aunque todavía se puede comprar).
No muchas consolas pueden tener el lujo de colocar casi 60 millones en las casas de los consumidores, a pesar de todos los problemas tenidos durante sus primeros años. Por ejemplo, la primera Xbox se quedó “sólo” en 24 millones de unidades, mientras que Xbox 360, el mayor éxito de la empresa, cosechó 86 millones.
Para que tengamos en consideración lo logrado por Microsoft, Xbox One ha vendido más que consolas muy queridas y míticas como Super Nintendo (49 millones) o Mega Drive (casi 40 millones). Eso sí, si se compara con los 118 millones de PS4, su rival en el mercado, pues queda claro que la cifra palidece. No obstante, para el recuerdo quedará como un hardware que empezó con muy mal pie y cerró su etapa en buena forma.
