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WWE demuestra con WrestleMania XL cuál es el futuro del entretenimiento

WWE demuestra con WrestleMania XL cuál es el futuro del entretenimiento
Álvaro Arbonés

Álvaro Arbonés

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El mundo del entretenimiento está cambiando. Cada vez hay más énfasis en aspectos que antes no se tenían en cuenta, cobrando una forma nueva. No es sólo la llegada de nuevas tecnologías o la cada vez mayor predominancia del streaming. Es algo más. Es la sensación de que es posible hacer cosas diferentes, de otra manera, a como se hacían hasta ahora. Quizás porque, no atados a la televisión tradicional, muchos programas se están planteando si no es posible hacer más.

Esto es algo evidente en WWE. El cambio que han sufrido en los últimos meses es notorio para cualquiera que lo siga regularmente. En parte es causa de sus nuevos dueños, Endeavor, que lo han fusionado con UFC para crear una nueva compañía, TKO. Pero también es algo más, como pudimos ver este fin de semana en su mayor evento: Wrestlemania.

Celebrando su cuadragésima entrega, Wrestlemania es el mayor evento anual de la WWE. Un momento donde se nombran campeones, se crean leyendas y se cierran historias. Con 72,755 espectadores, no es el mayor evento de la historia del wrestling ni de Wrestlemania, pero demuestra las dimensiones del mismo. Y también la razón por lo que es el momento en que el actual mandamás de la compañía, Paul Levesque, más conocido por su nombre HHH, ha declarado que es una nueva era para la compañía. Una en la que dejarán atrás la etiqueta del entretenimiento deportivo para abrazar la del wrestling.

Wrestlemania XL ha sido un evento donde ha pesado más los grandes momentos que el wrestling. Aunque ha habido algunos buenos combates, donde más ha destacado ha sido en sus historias. En su uso de la tecnología. En cómo, ahora, WWE se presenta como un producto audiovisual diferente, más audaz, buscando ser pionero de una nueva forma.

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Si bien siempre ha habido un gran énfasis en la WWE como un producto, se siente como si eso se hubiera enfatizado. Hay muchos más resúmenes de la historia hasta ahora. La mayoría de segmentos están patrocinados. Las entradas son mucho más grandiosas y exageradas. No se permite un sólo momento en que el espectador pueda estar perdido o confuso. Mucho menos viendo algo que no reconoce inmediatamente. Dando más énfasis a lo que ocurre fuera del wrestling.

Todo esto es algo que hemos visto en cierta medida durante el último año en la WWE. Con un mayor énfasis, pero ya estaba ahí. Aunque quizás lo más sorprendente de todo, es el énfasis en el uso de la AR. O realidad aumentada.

Según ha explicado a Marty Miller a Chris Welch, esto ha sido completamente intencional. Usando seis cámaras que pueden desplegar gráficos AR, han querido dar un mayor énfasis a las posibilidades de mostrar cosas en 3D. El ejemplo más claro es la presentación de la historia de Becky Lynch, quien peleaba contra la campeona femenina Rhea Ripley, que se mostró con una versión de su autobiografía, The Man, replicada en 3D.

La mayoría de usos de esta tecnología ha sido para crear esta clase de espectáculo. Hortera, en ocasiones, directamente risible, en no pocas ocasiones, pero que va con el producto. No porque haya algo risible en la WWE, sino porque se siente integrado en el conjunto. Quizás no funcione como debería, pero encaja con el conjunto general.

A esto cabe sumar que, desde principios de año, el jefe de producción de WWE es Lee Fitting, veterano de ESPN. El anterior jefe de producción, Kevin Dunn, había dado forma durante cuatro décadas a la imagen de la compañía. Teniendo un tremendo poder de decisión dentro del mismo. Y el cambio se ve en el estilo más moderno, con una producción menos caótica, dejando respirar más al producto.

El problema es que funciona mejor en términos de espectáculo que de deporte. Las entradas, los comentarios, los vídeos de presentación y las intervenciones siempre están perfectamente medidas. Bien presentadas y expuestas. Pero el wrestling no sale bien parado comparativamente. El cambio constante de formatos, junto con un uso predominante de la SteadyCam, hace que los combates se sientan estáticos y confusos. Que es una mejoría con respecto del caos de los últimos años de Dunn, pero no favorece la idea de que la perspectiva de la compañía ha cambiado hacia el wrestling.

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Porque si algo es WrestleMania XL es un milagro del entretenimiento. Un gran espectáculo. La publicidad, las presentaciones, los comentarios, las entradas. Todo luce espectacular, cohesionado, incluso cuando se pasa a los anuncios. Es todo un constante fluir de consciencia sin descanso, donde no hay sitio para que se infiltre un sólo pensamiento — sólo puro placer.

Por supuesto, esto juega en contra del wrestling. El gran wrestling se graba como si se tratara de una escena de acción bien rodada. Una cámara fija muestra con claridad una buena coreografía, pero una cámara que sabe donde colocarse a cada momento la hace extraordinaria. Y eso es lo que no casa con el sentido de espectáculo de la actual WWE. Porque una gran escena de acción es una sucesión de momentos que requieren atención al detalle y cambios de ritmo; algo que va contra el espectáculo y la idea de que todo debe sucederse con fluidez y sin pausa.

Por eso es extraño que Levesque afirme que WWE entra en una nueva era. La era del wrestling. Porque WrestleMania XL demuestra que, si algo han entendido hoy más que nunca, es lo que les hace populares. Haber creado una forma de entretenimiento puro, fluida, donde lo de menos son los combates.

De ahí que sea evidente que en la WWE han sabido tocar las teclas de cómo crear un espectáculo que se siente mayor que cualquier festival o evento deportivo. Ahora sólo les falta encontrar el modo de que el wrestling importe. O que no importe que no haya wrestling.

Álvaro Arbonés

Álvaro Arbonés

Periodista cultural y escritor con especial interés en lo audiovisual y todo lo que se pueda jugar. No he venido a hablar de mis libros, pero siempre puedes preguntarme por ellos si tienes curiosidad.

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