En las Olimpiadas de Recogimiento de Cable, Twitch se ha posicionado muy rápido como una de las posibles ganadoras. Y es que su nueva política sobre streams eróticos ha durado, literalmente, menos de dos días… que han sido suficientes para demostrar que su hasta entonces excesivamente puritano servicio tenía altas posibilidades de convertirse en OnlyFans si no volvían a subir las barreras.
Primero, el eros
Todo empezó con una nueva tendencia en Twitch basada en mujeres que parecían estar en topless (pero sin mostrar nada): ante la proliferación de baneos, la empresa decidió que permitiría el desnudo ficcionado y digital siempre que se marcara correctamente. El problema es que hay streamers a los que das la mano y te cogen el brazo: las reglas empezaron a romperse aquí y allá, lo que llevó a, bueno, poner la marcha atrás.
Tan solo en los juegos pensados para una audiencia adulta se podrán mostrar desnudos a partir de ahora, volviendo a las reglas anteriores. Eso sí, el resto de cambios que llegaron hace dos días se mantienen, y tienen que ver con bailes exóticos, contenido enfocado solo en ciertas partes con ropa del cuerpo o body painting. No ha sentado bien a mucha gente que se tira de los pelos con contenido como el “hot tub”, pero no parece que eso vaya a cambiar.
Lo cierto es que desde la empresa podrían haber predicho que esto iba a pasar, pero entretanto se ha convertido en el hazmerreír de las redes sociales (al menos, si consigues navegar entre gente enseñando el puño enfadadísima). Al final han decidido cortar por lo sano la posibilidad -no poco realista visto lo visto- de convertirse en una página de webcams eróticas con un par de gamers de fondo. Eso que salimos ganando.
