Seguro que has escuchando más de una vez en los últimos meses algo relacionado con la Stanley Cup. Que si están agotadas, que si están de moda, que si son un complemento ideal… Y es posible que hayas visto un mamotreto en forma de jarra y no hayas entendido absolutamente nada. No te preocupes, porque hay una explicación del éxito de un producto con nombre deportivo pero que no tiene nada que ver. Bueno, un poco sí.
A beber agua
La Copa Stanley es un premio que se entrega todos los años al ganador de la liga estadounidense de hockey (la NHL), pero te aseguramos que no es de lo que estamos hablando. Para entenderlo tenemos que irnos 112 años al pasado, cuando la marca Stanley se fundaba con la intención de hacer productos duraderos para los pilotos de la II Guerra Mundial y los trabajadores de clase baja. Para ello se hicieron unas jarras prácticamente irrompibles que se convirtieron en sinónimo de clase humide.
Pero si en 2019 Stanley consiguió unos beneficios de 73 millones de dólares, en 2023 se convirtieron en… 750 millones de dólares. De repente, la Stanley Cup se volvió tendencia después de pintarla en colores pastel. Y, de verdad, no es nada más que una botella, pero una que tiene una garantía de durabilidad de por vida y tiene, según dicen, la cantidad de agua que necesitas beber en un día (en su versión Quencher, al menos).
Si estás pensando en conseguir una, buena suerte: es prácticamente imposible. En cuanto sale a la venta una remesa, vuela. Se ha convertido en el producto más codiciado por el público influenciado por TikTok (¿no sabéis lo que es WaterTok?) y las redes sociales, porque por supuesto que en 2023 y 2024 se iba a poner de moda una botella. Hay que tener en cuenta que las de 1,1 litros pueden mantener las bebidas calientes por siete horas, las frías durante 11 y las heladas durante dos días. Puede que no nos suene espectacular, pero en Estados Unidos ha sido un bombazo.
Sobre todo después de que un vídeo de un incendio en el que solo sobrevivió una Stanley Cup se hiciera viral: ¿Quién no querría una botella que pudiera sobrevivir a las inclemencias de la naturaleza, que además se preocupa por su estética, está a la moda y es perfectamente instagrameable? Hay botellas exclusivas que han costado más de 200 euros, gente que tiene decenas de ellas… Es el resultado de mezclar lo viral con lo healthy… Y con la inevitable sensación de rebaño que tanta tranquilidad nos da, en el fondo.
Y tú, ¿ya tienes tu Stanley Cup? No digas que, como poco, no te lo has pensado.
