Tartessos fue una antigua civilización que se desarrolló en la Península Ibérica durante los siglos IX y VI a.C. en la desembocadura del río Guadalquivir, en lo que hoy es el sur de España y parte de Portugal.
Es considerada una de las primeras culturas urbanas de Europa Occidental y una de las más enigmáticas y misteriosas de la región.
Tartessos es nuestra verdadera Atlántida
La importancia de Tartessos radica en que fue una cultura muy avanzada para su época, que mantuvo relaciones comerciales con otras culturas del Mediterráneo oriental y que tuvo una gran influencia en la cultura ibérica posterior. Tartessos destacó por su sofisticación y riqueza, y su legado cultural se puede apreciar en la arquitectura, la metalurgia, la cerámica y la escritura.
Sin embargo, el conocimiento que se tiene de Tartessos es limitado, ya que no se ha encontrado ningún texto histórico que hable de esta civilización. La mayoría de la información proviene de fuentes griegas y romanas, que mencionan a Tartessos como una región rica en minerales y con una cultura muy avanzada.
El descubrimiento de los rostros en el yacimiento de Casas de Turuñuelo ha sido un gran avance en la comprensión de la cultura y la historia de Tartessos, ya que ofrece nuevas pistas sobre su religión y sus rituales funerarios. Además, el hallazgo refuerza la idea de que Tartessos fue una civilización muy avanzada para su época, capaz de crear obras de arte de gran belleza y complejidad técnica.
En definitiva, Tartessos es importante porque representa un ejemplo temprano de una cultura urbana y sofisticada en la Península Ibérica, y porque su legado cultural ha dejado huella en la región durante siglos. El descubrimiento de nuevos hallazgos arqueológicos puede ayudar a entender mejor esta civilización y a arrojar luz sobre su legado cultural.
Los rostros de Tarsessos tienen casi 3.000 años
La antigua civilización de Tartessos ha vuelto a estar en el centro de atención de la comunidad arqueológica gracias al reciente descubrimiento de los primeros rostros desenterrados en el yacimiento de Casas de Turuñuelo, en la provincia de Badajoz, España.
El hallazgo ha sido realizado por un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) liderado por Sebastián Celestino Pérez, quien ha asegurado que estos rostros son “la expresión más palpable” de la identidad y la cultura de Tartessos.
Los rostros descubiertos, que datan de hace más de 2.500 años, se encuentran en buen estado de conservación y han sido encontrados en tres estancias diferentes de una gran edificación, lo que ha llevado a los investigadores a considerar que podrían estar relacionados con rituales funerarios o religiosos.
Según los expertos, los rostros son de tamaño natural y están elaborados en piedra caliza con un gran nivel de detalle y realismo, lo que indica que fueron realizados por artistas altamente cualificados. Además, cada uno de ellos presenta una expresión diferente, lo que sugiere que podrían representar a distintas personas o dioses.
Este descubrimiento ha sido posible gracias al uso de tecnologías de vanguardia como la fotogrametría, la termografía y la geo-radar, que han permitido a los investigadores crear un modelo en 3D de la estructura donde se encontraron los rostros y analizarla con un alto grado de precisión.
Un civilización muy avanzada respecto a Europa
El hallazgo de estos rostros supone un gran avance en la comprensión de la cultura y la historia de Tartessos, que aún guarda numerosos secretos por descubrir. La civilización tartésica se caracterizó por su sofisticación y su riqueza, y es considerada una de las primeras culturas urbanas de Europa Occidental.
Este descubrimiento no sólo aporta nuevas pistas sobre su religión y sus rituales funerarios, sino que también refuerza la idea de que Tartessos fue una civilización muy avanzada para su época, capaz de crear obras de arte de gran belleza y complejidad técnica.
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