Si estás viendo la televisión estos días, o te informas vía redes sociales, seguro que has podido ver cómo la información orbita sobre las erupciones volcánicas que se están viviendo en diferentes países del planeta Tierra. Esto hace que mucho gente se preocupe y se pregunte: ¿qué está pasando?
La Tierra es un mundo volcánico. Entre 40 y 50 volcanes entran en erupción cada día, según el Programa de Vulcanismo Global de la Institución Smithsonian, que realiza un seguimiento de las erupciones en todo el mundo. En octubre de 2023, el programa registraba 46 volcanes en erupción. Así que la actividad en curso es absolutamente normal.
Ni más ni menos: tanta actividad como siempre
Es más, desde 1991, cada año han entrado en erupción en nuestro planeta entre 56 y 88 volcanes. Y en los últimos 12.000 años, unos 1.350 volcanes han estado activos. Las erupciones no sólo son normales, sino que son responsables de dar forma a la Tierra tal y como la conocemos.
“Más del 80% de la superficie de la Tierra -por encima y por debajo del nivel del mar- es de origen volcánico”, explica el Servicio Geológico de Estados Unidos. “Las emisiones gaseosas de los respiraderos volcánicos durante cientos de millones de años formaron los primeros océanos y la atmósfera de la Tierra, que suministraron los ingredientes vitales para evolucionar y mantener la vida”.
Sin embargo, parte de la violencia asociada a las erupciones -terremotos, explosiones y fisuras que se abren en el suelo- es lo que inquieta a gran parte de la sociedad.
Mientras Islandia se prepara para una erupción importante, la ciudad de Grindavík, a poco más de una hora en coche de la capital, ha sido evacuada. Se han abierto grandes grietas humeantes en las calles.
Incluso en España, durante el 2021, vivimos uno de los episodios más violentos de la actividad volcánica, con el Cumbre Vieja tirando lava durante semanas en La Palma. El mundo entero aguantó la respiración, justo cuando salíamos de la epidemia del COVID.
Junto con las recientes imágenes de erupciones en otros continentes, podría parecer que algo está geológicamente en marcha. Pero, como ahora hablamos más adelante, no es así.
Más volcanes en activo… porque medimos mejor
El notable aumento de la actividad volcánica observada a finales de la década de 1990 es atribuible a los avances en la observación por satélite y otras redes de información, cuyas observaciones se han visto amplificadas desde entonces por la gran expansión de Internet.
Por ejemplo, el satélite Terra del Sistema de Observación de la Tierra de la NASA entró en funcionamiento en 1999. “Sus sensores infrarrojos MODIS han detectado erupciones volcánicas en regiones escasamente pobladas o poco visitadas”, señala el Programa Mundial de Vulcanismo. “Estos ‘ojos en los cielos’ colectivos han detectado erupciones que, de otro modo, podrían pasar desapercibidas”.
Cuando el volcán Hunga entró en erupción en el Pacífico Sur en enero de 2022, científicos de todo el mundo pudieron observar rápidamente, a través de satélites, el dramático suceso.
Desde entonces, la erupción submarina se ha investigado intensamente. Sin embargo, hace un siglo, pocas personas habrían sabido qué había ocurrido.
Por eso, cuando en los próximos meses y años se oiga hablar de actividad volcánica mundial, incluso de “supervolcanes” con un historial de erupción de enormes cantidades de material, no hay por qué alarmarse especialmente.
Es seguro que mañana, al despertar, decenas de volcanes estarán activos. Y pasado mañana, y pasado mañana. Pero para quienes estén cerca de cualquier actividad, es prudente tener un sano respeto por los volcanes y prestar atención a las advertencias de los expertos.
Vamos terminando. Con lo que te tienes que quedar hoy es que el mundo no se está acabando. Ni siquiera hay más actividad volcánica que cualquier otro año. Todo lo que nos está ocurriendo es normal, más que normal.
