Cuando leí El problema de los tres cuerpos hace unos cinco o seis años, no pude evitar sacar dos conclusiones: la primera era que se trataba de uno de los libros más fascinantes, inquietantes y originales que había leído nunca. Y la segunda era que, por desgracia, no se iba a quedar nunca más en algo más que un libro. Porque, siendo honesto conmigo mismo en ese momento, veía imposible una buena adaptación de la novela.
A lo largo de los años, el escritor Liu Cixin ha continuado su historia con dos secuelas que van más allá de su premisa principal y se convierte en un thriller de intrigas espacial que, de algún modo, sí podría ser más adaptable a la pantalla. Pero esto no es lo que ocurre, sobre todo, con el inicio de El problema de los tres cuerpos: tantas matemáticas, tanta física y tanta verborrea científica era algo que, siendo honestos, no encajaría nunca en una serie.
Teniendo esto en cuenta, cuando me entenderé de que David Benioff y D.B. Weiss iban a adaptar la historia en modo de serie para Netflix, no pude temer más por el resultado. ¿Cómo iba a salirles bien algo así? Ya no era solo que fueran los showrunners más vilipendiados por el polémico final de Juego de Tronos, sino que ahora, para más inri, se enfrentaban a una novela mucho más difícil de adaptar.
Y, sin embargo, tengo que tragarme mis palabras. No es solo que Netflix haya conseguido adaptar la novela a una serie que funciona, engancha y te mantiene interesado por temas tan a priori aburridos como los dilemas de la física. Sino que lo hace adaptándola a todos los públicos y convirtiendo lo complejo del libro en un problema de mates de cuadernillo de verano.
No es una serie para todos los públicos
El problema de los tres cuerpos tiene, sin embargo, un problema más, y es el mismo que citaba al principio. Si bien cuando coge ritmo, a partir del tercer episodio, se convierte en una serie digna de Netflix y está claro que puede enganchar a cualquiera, es muy difícil que el gran público conecte con sus primeros capítulos.
La serie está creada de tal forma que cualquiera puede entenderla, y además no se detiene demasiado a la hora de plantear los problemas matemáticos y físicos que el libro sí se detenía a contar con todo tipo de matices. No obstante, no deja de ser una premisa compleja que no está hecha para el gran público, y si Netflix pretende que esta se convierta en su nueva Stranger Things o Miércoles… lo lleva claro.
El problema de los tres cuerpos está en la misma liga de las series de ciencia ficción de Apple TV+. Es decir, cuenta con una narrativa increíble, una factura a la altura y es un pulso constante al espectador. Sin embargo, ni Fundación ni Separación ni Constelación pueden presumir de contar con una audiencia enorme de la que viva su plataforma… y mucho menos puede ocurrir así con Netflix.
El problema, por tanto, es de perspectiva. Después de Juego de Tronos, Netflix se frotaría las manos creyendo que tendría entre sus manos una serie a la altura. Pero no tiene nada que ver. Aquí no hay culebrones que mantengan al espectador todo el rato atento, y tampoco hay dragones ni escenas de acción brutales con las que mantener al espectador lleno de adrenalina. Más bien, es un pulso al espectador constante… y eso para una plataforma que hace series como churros no es nada bueno.
Es por ello que, por desgracia, auguro un mal futuro para El problema de los tres cuerpos. Igual me equivoco y se convierte en el fenómeno que todos están esperando, pero por desgracia tiene toda la pinta de que Netflix va a ver las horas de emisión y van a cancelarla… o como mínimo a darle menos recursos de los que tenían para la primera temporada. Y lo peor es que no es culpa de Benioff y Weiss. Los creadores han hecho un trabajo titánico por adaptar algo que parecía imposible, y sin duda han conseguido un resultado arrollador. Pero lo dicho: no es una serie para todo el mundo, y esto es exactamente lo contrario de lo que hacían con Juego de Tronos.
Por supuesto, si el público consigue pasar de los primeros episodios llenos de WTF y consiguen conectar con la serie, se encontrarán con un thriller político sin precedentes. Solo puedo advertir de que la historia va a más, y visto lo visto están guardándose balas para cuando todo se ponga patas arriba. Ojalá podamos verlo en un futuro próximo… pero todo dependerá de Netflix, y ya sabemos lo que eso significa.
