Está claro que Netflix apuesta por las ficciones internacionales tanto o más que por sus producciones de Estados Unidos, y para darse cuenta de ello solo hay que echar un ojo a sus últimos grandes éxitos. Desde La Casa de Papel hasta El Juego del Calamar pasando por Alice in Borderland y Dark, son muchas las series que triunfan fuera de sus fronteras. Y lo que ocurre con los k-dramas es aún más fuerte.
De un tiempo a esta parte, Netflix está apostando muchísimo por el cine y la series de Corea del Sur, y hace poco estrenaron más de dos decenas en un solo día. Pero hay una de estas series que destaca por encima del resto, y hoy os vamos a hablar de ella y por qué tiene tanta importancia.
Un adulto que se convierte en niño… y muchos cerdos
La buena mala madre, la serie de la que os hablamos, cuenta con 14 capítulos de una duración aproximada de una hora, y lo curioso es que su tono cuenta con todo tipo de momentos: hay drama, obviamente, pero también hay humor y grandes dosis de situaciones inclasificables.
La historia se centra en Young-soon, una joven madre que pierde a su marido muy pronto, por lo que le toca criar sola a su hijo… y a la granja de cerdos en la que trabaja. Esta situación le lleva a ser una mujer muy dura, que mantiene la relación con su hijo con mano firme, y gracias a su esfuerzo consigue que su “niño” se convierta en un fiscal de gran categoría.
El problema es que, sin venir a cuento, un accidente provoca que este hijo vuelva a tener siete años. Sí, algo así como en Big. Y claro, a la pobre Young-soon no le queda otra que volver a educarle. Está claro que es una premisa algo loca… pero sorprendentemente funciona, y se convierte gracias a su corazón en una de las series más emocionantes de la plataforma.