Era de esperar que a medida que una herramienta tan importante y potente como la inteligencia artificial se iba desarrollando el mundo cada vez más lo fuese viendo con mayor escepticismo. Pudimos adelantar que algo como esto se acercaba a suceder cuando el New York Times prohibió el uso de sus contenidos para entrenar ningún tipo de inteligencia artificial, aunque no es comparable esto a una de las sedes de la soberanía estadounidense: el Senado.
Un potencial peligro para la sociedad
Sin caer en el alarmismo, la inteligencia artificial posee, como cualquier herramienta tan potente, un sinfín de usos que pueden representar amenazas para la gente de a pie, como las inteligencias artificiales que ahora imitan voces o incluso aquellas que están empezando a crear deepfakes híper realistas. De este modo, los responsables de las principales empresas del sector como Mark Zuckerberg (Meta), Sam Altman (OpenAI), Satya Nadella (Microsoft) y muchos otros han mantenido un foro privado con representantes del Senado en el AI Insight Forum, cerrado al público en general y del que todo lo que sabemos viene de declaraciones posteriores.
Mark Zuckerberg, por ejemplo, quiso remarcar la importancia de que la sociedad en conjunto debe trabajar para minimizar los riesgos de esta tecnología, que no deja de representar una oportunidad de crear un futuro mucho mejor para todos. También ha llamado a no infravalorar el potencial de estas herramientas ni su potencial, ya que la industria evoluciona a pasos de gigante.
Elon Musk, por su parte, ha comunicado la importancia de que exista una agencia de control federal en asuntos de inteligencia artificial, y parece haber un consenso entre todos los líderes tecnológicos en la importancia de regular esta tecnología para crear normas que permitan su evolución y un uso ético.
No obstante, otras voces han catalogado esta reunión a puerta cerrada como un foro excluyente y opaco, criticando duramente la falta de trasparencia de los gigantes de la inteligencia artificial, creando una oportunidad de oro para favorecer injerencias del poder económico sobre sus potenciales reguladores. Esto no tendría por qué ser así, siempre y cuando en el futuro exista un foro abierto al que todos los ciudadanos tengan acceso de una forma u otra.
