Los sueños y esperanzas de Rusia por volver a la Luna se han ido al traste. El pasado sábado, la sonda espacial Luna-25 de Rusia se estrelló contra la superficie lunar, frustrando así los planes de Moscú de volver a explorar el satélite de la Tierra después de casi 50 años.
Según recoge Science Alert, el accidente se produjo durante las maniobras previas al alunizaje, tras un incidente del que no han trascendido los detalles.
La Luna-25, de 800 kilogramos de peso, debía realizar un aterrizaje suave este lunes en el polo sur de la Luna. De haber ido todo según los planes, este suceso habría sido un hito histórico, ya que Rusia llevaba 47 años sin tocar la Luna, fecha en la que la sonda Luna-24 aterrizó con éxito en la superficie lunar.
Yuri Borisov, el director de la agencia espacial rusa Roscosmos, afirmó en su momento que la misión sería “arriesgada”, y ya en junio le comunicó al presidente ruso Vladimir Putin que la probabilidad de que tuviera éxito era “de alrededor del 70%”.
La sonda Luna-25 pudo colocarse correctamente en la órbita de la Luna el pasado miércoles, tras lanzarse desde el cosmódromo de Vostochny, en el Extremo Oriente ruso. Pero el sábado, Roscosmos dijo que se había detectado una “emergencia” durante una maniobra de la sonda antes de su aterrizaje, impidiendo que se llevara a cabo la operación.
Según los cálculos preliminares, la sonda “pasó a una órbita no prevista” antes de la colisión. Rusia ha abierto una investigación para determinar las causas del accidente, del que no se han dado más explicaciones públicamente.
Con la Luna-25, Moscú esperaba retomar el legado del programa lunar soviético, marcando así el regreso a la exploración lunar independiente en un contexto de graves problemas económicos debido a la invasión de Ucrania y al creciente aislamiento de Occidente.
Valery Yegorov, un exinvestigador del programa espacial ruso que ahora vive en el exilio, dijo que el accidente afectaría gravemente a las futuras misiones de Roscosmos, y que la próxima no tendría lugar hasta 2028 o “incluso más tarde”.
Además, Yegorov sugirió que el fallo de la sonda estaba relacionado con problemas electrónicos, posiblemente derivados de las sanciones occidentales a Moscú. El lanzamiento de la Luna-25 se había pospuesto varias veces en los últimos cinco años, según Yegorov, “debido a las sanciones impuestas a Rusia en respuesta a la anexión de Crimea”.
El fracaso de la misión se produce en un momento en que varias empresas y naciones han entrado en una carrera espacial por llegar a la Luna, y pone de relieve los problemas del sector espacial ruso.
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