Si bien Elon Musk nos vende la imagen de que Neuralink y demás neurotecnología es el futuro de la humanidad, la realidad es que presenta muchas dudas y serios peligros. Y esto no lo dice cualquiera.
La ONU desaconseja la neurotecnología mediante implantes no regulados de chips de inteligencia artificial, ya que supone un grave riesgo para la privacidad mental de las personas.
Según la ONU, la neurotecnología no regulada podría plantear riesgos nocivos a largo plazo, como moldear la forma de pensar de un joven o acceder a pensamientos y emociones privados.
Un informe que es un golpe mortal a esta tecnología
La ONU especificó que su preocupación se centraba en la “neurotecnología no regulada” y no mencionó a Neuralink, que en mayo recibió la aprobación de la FDA para realizar ensayos de implantes cerebrales con microchips en seres humanos.
Elon Musk, cofundador de Neuralink, ha hecho grandes afirmaciones, como que los chips curarán a la gente de problemas de salud de por vida, permitirán ver a los ciegos y volver a andar a los paralíticos.
Pero las implicaciones de que las personas utilicen formas no reguladas de esta tecnología podrían tener consecuencias desastrosas al acceder a los pensamientos de quienes la utilizan, señala la ONU en un comunicado de prensa.
“La neurotecnología podría ayudar a resolver muchos problemas de salud, pero también podría acceder al cerebro de las personas y manipularlo, y producir información sobre nuestras identidades y nuestras emociones”, declaró en el comunicado la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay.
“Podría amenazar nuestros derechos a la dignidad humana, la libertad de pensamiento y la privacidad. Es urgente establecer un marco ético común a escala internacional, como ha hecho la UNESCO con la inteligencia artificial”, termina su declaración.
La Agencia de la ONU para la Ciencia y la Cultura está elaborando un “marco ético” mundial centrado en cómo afecta la neurotecnología a los derechos humanos a medida que avanza rápidamente en el sector público.
La principal preocupación es que la neurotecnología capte las reacciones y emociones básicas de las personas, algo muy tentador para las empresas ávidas de datos.
El problema se complica cuando “los datos neuronales se generan de forma inconsciente”, lo que significa que el individuo no ha dado su consentimiento para que se recopile esa información.
“Si se extraen datos sensibles y caen en manos equivocadas, el individuo puede sufrir consecuencias perjudiciales”, afirma la UNESCO en su comunicado.
Si los chips cerebrales se implantan en niños cuando aún se están desarrollando neurológicamente, se podría alterar el modo en que madura su cerebro, lo que permitiría transformar su mente y moldear su identidad futura de forma permanente.
Según la UNESCO, una de cada ocho personas padece un trastorno mental o neurológico en el mundo, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que afecta hasta a mil millones de personas en todo el planeta.
Entre los trastornos neurológicos figuran la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer, los accidentes cerebrovasculares, las infecciones cerebrales, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Parkinson.
En otro comunicado de prensa, la UNESCO afirma que el uso de la neurotecnología para transmitir información a los ordenadores podría exponer a los portadores del implante a manipulaciones y reducir su privacidad.
Y añadía: “Sin salvaguardias éticas, estas tecnologías pueden plantear graves riesgos, ya que se puede acceder a la información del cerebro y manipularla, amenazando los derechos fundamentales y las libertades fundamentales, que son fundamentales para la noción de identidad humana, la libertad de pensamiento, la privacidad y la memoria”.
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