La fotografía ha trascendido las barreras convencionales y ha encontrado un compañero insustituible en nuestros teléfonos. Particularmente, el iPhone que se ha posicionado como la herramienta predilecta para aficionados y profesionales de la fotografía, gracias a su potente combinación de hardware y software y al hecho de que, en todo momento, lo llevamos con nosotros.
Y, si bien sus cámaras son sorprendentes por sí solas, hay trucos que pueden elevar aún más la calidad de nuestras tomas. Exploremos, pues, presentamos tres pequeños recursos para sacar el máximo partido a nuestro iPhone a la hora de sacar las mejores fotos.
Elegir el formato adecuado: RAW o HEIC
El iPhone nos da la opción de escoger entre dos formatos de archivo principales: HEIC y RAW. A primera vista, puede parecer una elección técnica sin importancia, pero la realidad es otra.
El HEIC, formato predeterminado, es un códec de alta eficiencia que resulta ideal para la gran mayoría situaciones. Sin embargo, para los amantes de la edición y la postproducción, el formato RAW se convierte en un aliado indiscutible. Al disparar en RAW, el teléfono guarda una cantidad sustancialmente mayor de información que el HEIC. Esto significa que, al editar, tendremos un rango más amplio de posibilidades, sobre todo en situaciones en las que la iluminación es buena.
Así, si nos encuentras en un día soleado y planeamos editar la foto a posterior, lo mejor es optar por RAW. Mientras, en baja iluminación o si simplemente queremos una imagen lista para compartir, el HEIC es nuestra mejor opción.
Jugar con los estilos fotográficos
La cámara de nuestro iPhone cuenta con un recurso que cambia muy sustancialmente la forma en la que vemos y procesamos las fotografías: los estilos fotográficos. Estos estilos no son simples filtros. Son configuraciones que, además de otorgar un toque distintivo a la imagen, respetan los tonos de piel y los colores esenciales de la toma mientras aportan un importante toque de creatividad.
Imaginemos que queremos retratar un paisaje nevado. El estilo “Frío” puede intensificar esa sensación gélida que buscamos transmitir. O quizás preferimos una toma de playa bajo el sol; “Cálido” sería idóneo. Además, tenemos la libertad de personalizar el tono y calidez a nuestra preferencia y de conseguir que las fotos con nuestro iPhone se van mucho más vivas. Y lo mejor de todo es que, una vez configurado, el estilo se mantendrá activo para toda la sesión fotográfica hasta que lo desactivemos manualmente, otorgando una coherencia visual a las diferentes imágenes.
Probar el control de exposición y enfoque
El enfoque y exposición automática del iPhone es realmente útil para la mayoría de tomas, pero también podemos tomar nosotros mismos el control manual cuando lo necesitemos. Y es que, en ciertas situaciones, una exposición y enfoque personalizados puede abrir las puertas a efectos y a una fotografía más creativa que suele ser muy interesante.
¿Queremos resaltar un objeto en particular y mantenerlo nítido, aunque cambies de ángulo? ¿Queremos controlar la cantidad de luz de una toma? Bloqueemos el enfoque y la exposición. Solo tenemos que tocar la pantalla por unos segundos en la zona que nos interese enfocar y listo. Ahora, con deslizar hacia arriba o hacia abajo, podemos ajustar la exposición de forma manual, otorgando a nuestras imágenes ese toque profesional que buscas. Así mismo, podemos movernos sabiendo que el autoenfoque no entrará en juego para conseguir una foto más creativa.
La fotografía con el iPhone (más si sacamos fotos con Apple Watch) trasciende la simple acción de apuntar y disparar. Con lo pequeño y versátil de nuestro teléfono se trata de explorar, jugar y descubrir. Estos tres recursos, aunque sencillos, nos proporcionan una versatilidad que antes estaba reservada para las cámaras profesionales. ¡A fotografiar se ha dicho!
Algunos de los enlaces añadidos en el artículo forman parte de campañas de afiliación y pueden representar beneficios para Softonic.
