Magic: The Gathering es un juego que es difícil de entender desde fuera. No sólo porque sea un juego complejo, con infinidad de reglas y cuyas sutilezas son tan profundas que nadie conoce realmente todas las interacciones posibles del juego, sino por el sentido de comunidad que existe dentro del mismo. Magic: The Gathering es sin duda las Magic, las cartas y el juego, pero también es el Gathering. El reunirte con otras personas a jugar, a compartir momentos y hacer algo más grande que compartir una afición en común.
Cuando Wizards of the Coast tiene más éxito es cuando recuerda que Magic es indisoluble del Gathering. Que sin el uno no hay el otro y que su éxito está íntimamente relacionado. Algo que ha quedado demostrado tras que, del 28 al 30 de agosto, se celebrara la MagicCon Barcelona.
La MagicCon es un evento que organiza Wizards of the Coast trimestralmente, coincidiendo con el Protour, el segundo evento competitivo más importante de Magic del año, siendo el primero el Mundial. La MagicCon Barcelona es la primera vez que este evento se celebra fuera de EEUU, ocurriendo, como su nombre indica, en Barcelona, específicamente en la Fira de Gran Vía. Una convención de primer nivel que acoge puestos comerciales, de artistas, de juego competitivo y casual, además de una zona principal donde los desarrolladores del juego y otras personalidades relacionadas con el mismo dan charlas relacionadas con el mismo. Todo ello durante tres días cargadas de experiencias para toda clase de jugadores.
Nosotros estuvimos allí y la palabra para definir el ambiente sólo puede ser una: magia. Había magia en el ambiente. Había ilusión, interés y cariño por el juego. Los cosplays eran extremadamente elaborados, las exposiciones eran alucinantes, se veían a la venta cartas que sólo habías visto en digital y personas que viven en tu ordenador se materializaban ante tus ojos e incluso te devolvían el saludo, demostrándose ser tan encatadores como aparentan.
Por supuesto, entre todo esto, El Señor de los Anillos era lo más presente. Es la última colección hasta el momento, y la más popular que haya habido probablemente nunca, y supieron explotarlo con una decoración a la altura. Además de una fiesta en la noche del sábado que, aunque acabó más pronto de lo que nos gustaría y estaba un poco más lejos de lo que nos convenía, nos tuvo moviendo el culo con la ecléctica selección musical de Elijah Wood como Dj.
Lo increíble es que, incluso pasando allí tres días, siempre teníamos algo que hacer. Una partida casual o competitiva. Algo que comprar. Una charla que ver. Asistimos a un avance de lo que está por venir en Magic en todo lo que está por venir en 2023 y luego nos firmaron algunas de nuestras cartas favoritas algunos de nuestros artistas favoritos antes de dirigirnos a un torneo oficial. Todo en un lapso de dos horas, casi sin planearlo.
Y, además, el aire de celebración se materializaba en el acto de celebración último: ¡regalos! A veces gente de Wizards se acercaba y te daban un sobre. O una carta. O te abrían la mochila y discretamente te dejaban un Secret Lair, una carta muy limitada y exclusiva, allí escondida sin que te enteraras. ¿Por qué? Porque se sentía especial, supongo. Algunas personas sólo consiguieron uno o dos regalos. Otros una docena. La suerte influyó. Pero prácticamente cualquiera que se pasara al menos un día completo en la MagicCon puede confirmar que en Wizards se esforzaron por reforzar esa imagen de celebración. De que siempre hubiera un motivo para sonreír y sorprenderse.
Eso no significa que no hubiera algunas pegas. Los precios de los eventos sancionados eran un poco caros. Es cierto que podías sentarte y jugar commander en una zona enorme habilitada para ello sin pagar nada, pero para cualquier otra cosa debías buscarte la vida. Sumándole a eso que se olvidaran completamente de estándar al no dedicarle ni un sólo evento oficial, un formato que dicen querer darle otra vez importancia, es una parte que podría haberse hecho un poco mejor.
Lo mismo podría decirse del Protour. Incluso siendo que se estaba jugando en ese mismo edificio, era prácticamente imposible seguirlo desde el interior del mismo. La feria era un lugar y los competidores estaban en otro lugar completamente diferente. No había pantallas para seguirlo y sólo se retransmitió la final en la pantalla principal. Haberlo podido seguir en pantallas repartidas por todo el recinto y haberlo hecho parte integral de todo el evento le hubiera dado la importancia que se merece a uno de los mayores eventos competitivos del juego.
Incluso así, la experiencia de la MagicCon Barcelona fue absolutamente mágica. Duro tres días, pero hubiéramos querido que durara al menos otro día más. Hicimos amigos, desvirtualizamos a gente, jugamos, conseguimos firmas, nos gastamos dinero y en general, hicimos dos cosas: Magic y Gathering. Exactamente de lo que se trata este juego. Por eso, si la MagicCon vuelve a Europa, y especialmente si vuelve a España, volveríamos sin duda. Porque esta es la verdadera experiencia de Magic: The Gathering. Esto es por lo que nos gusta tanto este juego.
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