El mayor problema del coche eléctrico sigue siendo su autonomía y su lenta recarga. Por mucho que los supercargadores de Tesla hayan roto récords, los tiempos de carga son mucho más lentos que los tiempos de repostaje de gasolina.
Pues bien, un nuevo cargador inalámbrico para vehículos eléctricos puede llenar la batería de un coche con la misma eficacia que un enchufe con cable, con una potencia innovadora de 100 kW, lo que abre la posibilidad de una carga rápida, eficiente y muy cómoda simplemente aparcando en un lugar designado.
La transferencia inalámbrica de energía fue demostrada por primera vez en la década de 1890 por Nikola Tesla. Hoy en día, es bastante común en muchos hogares, donde mucha gente utiliza almohadillas de carga inalámbrica para teléfonos, tabletas y cepillos de dientes eléctricos, así como placas de cocina inductivas.
La energía se transfiere del cargador al aparato mediante la interacción de campos electromagnéticos, y lo que antes era magia negra ahora se considera una forma segura, cómoda y eficiente de hacer el trabajo.
Sin embargo, no ha despegado en el mundo de los vehículos eléctricos, sobre todo porque los niveles de potencia lo han mantenido fuera del ámbito de la recarga rápida. Una de las almohadillas inalámbricas para vehículos eléctricos más rápidas disponibles en el mercado es la de 12 kW de Hevo.
Es mejor que un enchufe de pared; es una velocidad de carga de nivel 2 y te daría alrededor de 68 km de conducción por con una hora con un coche eléctrico de eficiencia media (5,6 km/kWh). Pero no es lo que se espera de una estación de carga comercial.
Una carga inalámbrica que carga el coche en una hora
Los investigadores del ORNL afirman haber demostrado el cargador inalámbrico para vehículos eléctricos más rápido y potente de la historia, con un “diseño ligero de bobina de acoplamiento electromagnético polifásico” que transfiere la energía más de ocho veces más rápido que la almohadilla Hevo, lo suficiente para cargar el mismo coche unos 563 km en una hora.
En la prueba se instaló una bobina receptora en un Hyundai Kona EV, que se estacionó sobre un transmisor polifásico de 14 pulgadas de diámetro, con un espacio de aire de cinco pulgadas entre ambos. El sistema se midió a 100 kW, con una eficiencia del 96%, comparable a la que se obtendría con un cable y un enchufe muy buenos.
Los investigadores señalan que, en una prueba de laboratorio, la tecnología de bobina convencional ha transferido una potencia de 120 kW, pero afirman que esta es la mejor que se ha probado nunca en un coche, y que el diseño de la bobina polifásica permite obtener la mayor densidad de potencia en las bobinas más pequeñas posibles, lo que hace que el sistema sea relativamente compacto y cómodo.
Por supuesto, para que cualquier solución de carga inalámbrica -incluida la integrada en la superficie de la carretera- cobre impulso, tienen que pasar muchas cosas, empezando porque los fabricantes de automóviles establezcan normas e incorporen las bobinas receptoras y los equipos de carga a sus vehículos.
Se trata de una situación que se muerde la cola: pocos fabricantes están instalando las bobinas, ya que pocas empresas están construyendo la infraestructura a gran escala, y viceversa.
