Se suele decir que a nadie amarga un dulce. Esto se ha extendido hasta el hecho de que a nadie le disgusta tener a mano un snack. Un aperitivo que, si bien sabemos que no es sano, alivia nuestra ansiedad y nos da un pequeño gusto a nuestras papilas gustativas. Lo que nadie se espera nunca es que a veces los sabores de esos pequeños placeres pueden ser tan singulares que son difíciles de justificar.
En Lituania, la compañía de aperitivos Chazz ha sacado una nueva colección de patatas fritas con sabor a pene y vagina. Su justificación es que no están pensadas para tomarlas en solitario, sino con otra persona, para comenzar una conversación sobre sexo o hacer que las cosas se pongan picantes en el dormitorio. Ya que, según Chazz, es preocupante que la gente joven sea tres veces menos propensa de tener sexo que sus padres, algo que les preocupa, y es la razón por la que han hecho estas patatas: para animarles a probar el sabor de los genitales propios y ajenos.
Para conseguir el sabor a vagina han utilizado crema agria y saborizante y para el sabor a pene lo que han llamado «saborizantes naturales», lo cual no tenemos ninguna pretensión de preguntar a qué se refieren. Si queréis probar estas patatillas, podéis comprarlas en su página web por la nada módica cantidad de 5.99€ de oferta, sin gastos de envío. Porque como bien saben en Chazz, el mundo está hecho para los valientes.
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