Alrededor del planeta Tierra orbitan la Luna, dos estaciones espaciales, miles de satélites espaciales y, sobre todo, mucha (pero muchísima) basura espacial. Un grave problema para nosotros, ya que esta basura no solo corre el riesgo de precipitarse a la Tierra en un momento dado, sino que también puede colisionar con satélites en funcionamiento.
Ahora, una empresa quiere facilitar todo lo posible la recogida de basura espacial, una tarea ardua y cara hasta el momento. La NASA ha concedido a la compañía espacial TransAstra un contrato de 850.000 dólares para construir un tipo especial de bolsa inflable con la que se podría recoger la basura espacial y reciclarla posteriormente.
Originalmente, la bolsa se creó para la Misión de Redirección de Asteroides, con el fin de recoger una roca de varias toneladas procedente de un asteroide cercano a la Tierra. Tiempo después, TransAstra tuvo la idea de reutilizar esta tecnología para recoger y limpiar la basura espacial que nos rodea.
Hasta el día de hoy, la Red Mundial de Vigilancia Espacial del Departamento de Defensa estadounidense le sigue la pista a más de 27.000 fragmentos de basura espacial que orbitan nuestro planeta. Esto, sin contar los innumerables trozos de menor tamaño que flotan en el espacio sin ser detectados.
Cuando esté a punto, TransAstra desplegará en órbita su bolsa de captura, diseñada para inflarse y recoger varias piezas de basura espacial, a la vez que estará conectada a un remolcador espacial llamado Worker Bee. Tras la recogida, la bolsa transportaría toda la basura espacial que ha ido guardando a una planta de reciclaje orbital conocida como la ThinkPlatform.
“Los repetidos viajes para recoger desechos orbitales y transportarlos a la atmósfera terrestre para su eliminación requieren una cantidad significativa de propulsante y tiempo”, declaró Nicole Shumaker, vicepresidenta de asociaciones estratégicas de TransAstra.
“Las estaciones de reciclaje en el espacio resuelven este problema y transforman lo que antes era un pasivo en un activo que no solo mitiga los desechos orbitales, sino que abre nuevas posibilidades para la fabricación y la construcción en el espacio“.
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