En el mundo de la tecnología, el cambio es inevitable, constante y ocurre a toda velocidad. Con la próxima presentación del casco de realidad extendida de Apple, empiezan a cambiar los tiempos en una dirección que pocos podrían haber imaginado hace tan solo unos años. Si bien el iPhone ha sido durante mucho tiempo y sigue siendo un elemento clave en la vida de todos nosotros, en unos años podría quedar sustituido por unas gafas de realidad extendida.
Las pantallas, tal como las conocemos, acabarán por perder su importancia a medida que esta nueva tecnología empiece a ganar terreno. La tele, el o los monitores del escritorio y la pantalla del Mac quedarán sustituidos por una pantalla virtual gigante que las gafas de realidad extendida nos ofrecerán. Una pantalla que podremos personalizar, mover, colocar donde nos convenga y, lo mejor de todo, que no ocupa ningún espacio.
Ni nos damos cuenta del cambio que se nos acerca a toda velocidad
El cambio parece querer comenzar a ir en serio con la presentación de las gafas de realidad extendida de Apple en la WWDC 2023 de junio. Aunque falta un tiempo antes de que las gafas de realidad extendida reemplacen por completo a otros dispositivos, este evento marcará un punto de inflexión en la evolución de la tecnología y la forma en que la utilizamos.
Para entender el impacto que esta nueva tecnología podría tener en nuestras vidas, es útil considerar cómo el iPhone cambió el mundo cuando se lanzó por primera vez en 2007. Antes de su lanzamiento, los teléfonos móviles eran en gran medida dispositivos de comunicación básicos, utilizados principalmente para llamadas telefónicas y mensajes de texto. Sin embargo, con la llegada del iPhone, el teléfono móvil se convirtió en una plataforma multifuncional que revolucionó la forma en que nos comunicamos, nos entretenemos y nos informamos.
¿Y de dónde viene este cambio? De la pantalla. Del lienzo. La mayor innovación del iPhone, sin quitarle ningún mérito a todas las demás, está en el ofrecerse como una gran pantalla en la que poder hacer cualquier cosa. Una especie de hoja en blanco sobre la que el software se presenta ante nosotros.
La naturalidad de poder tocar con nuestros dedos el software casi de forma directa, cambió la experiencia de uso de la tecnología. La hizo más natural y más próxima a nosotros. Y con cada modelo de iPhone que hemos estado viendo, hemos avanzado en la dirección de un dispositivo que es todo pantalla. Pronto los iPhone 15 ni siquiera tendrán botones y la Dynamic Island ya planea su desaparición para dentro de unos años.
Un casco o gafas de realidad extendida nos proporcionaría exactamente esto: un lienzo donde interactuar con el software directamente. De una forma todavía más natural. Un cambio radical en la forma en que experimentamos el mundo digital. Al ofrecer una pantalla virtual gigante que puede sustituir a las pantallas físicas en nuestras vidas, esta tecnología está llamada a cambiar la forma en que consumimos medios, trabajamos y nos relacionamos con los demás.
¿Cómo sería un iPhone si no tuviera que tener pantalla? Cambiaría mucho. La batería podría ser mucho menor, pues la pantalla es lo que más consumo. La forma sería distinta, los botones podrían desaparecer. Se simplificaría el diseño de una forma bastante asombrosa. Dicho de otro modo. Ahora mismo el iPhone es como es porque necesita una pantalla, pero ¿y si retiramos ese requerimiento?
En lugar de mirar hacia abajo en el teléfono para leer un mensaje o ver una película, todo lo que necesitaremos hacer es ponernos sus gafas de realidad extendida para tener una experiencia mucho más inmersiva y envolvente. En lugar de limitarse a una pantalla física, la información y el entretenimiento estarían disponibles en una escala mucho más amplia y personalizada.
Hemos empezado hablando de la era post-iPhone, pero lo cierto es que podemos ir más allá. A la velocidad a la que las nuevas tecnologías se extienden y con la llegada de los cascos de realidad extendida a la vuelta de la esquina, podemos hablar de post-Mac, post-televisor, post-cine… Sí, lo reconozco, queda aún tiempo y camino por recorrer, pero estamos cada vez más cerca.
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