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El final de Sex Education es el mejor posible para la serie y para Otis y Maeve, aunque cueste asimilarlo

El final que tienen tanto Otis como Maeve es el más humano posible y el que, precisamente, merecen los propios personajes.

El final de Sex Education es el mejor posible para la serie y para Otis y Maeve, aunque cueste asimilarlo
Nacho Requena Molina

Nacho Requena Molina

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El artículo que se viene por delante está cargado de spoilers sobre la cuarta temporada de Sex Education, así que te recomiendo que no continúes salvo que hayas visto el final de la serie en Netflix. Dicho esto, el título de este artículo es una pequeña reflexión que llevo meditando durante una semana, justo cuando acabé la ficción. El final de Sex Education es el mejor posible para serie y para Otis y Maeve.

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Sí, he entrado en Twitter. Sí, he leído a muchos fans cabreados por esa no reconciliación de Otis y Maeve y que no terminen juntos. Razones no faltan, ya que son los dos grandes protagonistas principales de la serie y su relación amorososa es el eje central sobre el que pivotan las cuatro temporadas. Hasta aquí estamos todos de acuerdo, pero su final es humano. Es real.

Laurie Nunn, guionista y creadora de la serie, lo ha dejado claro en unas declaraciones a The Hollywood Reporter: siempre quiso acabar así esta temporada. Cuando la empezó a escribir no sabía que sería la última, pero tenía claro que el desenlace de ambos personajes debía ser este: “Tienen 17 años. Creo que es muy difícil conocer a tu alma gemela a los 17 años“. Esta frase es la clave de todo. Ambos son adolescentes que están empezando a descubrirse, a saber quiénes son ellos mismos.

El final de Sex Education pide que sean felices y coman perdices, faltaría más, pero como apunta la propia Nunn, precisamente los personajes volverían a estar “juntos dentro de 10 años, cuando hubieran madurado y crecido un poco”. “Estarán casados y aburridos”, se reía. Y aquí está la clave de todo: madurez. El final de la serie nos enseña que durante cuatro temporadas cada personaje ha atravesado un proceso de crecimiento, de ser mejor. Cuando leo comentarios de “Otis no ha cambiado nada y vuelve al punto de partida”, sólo puedo pensar que, quizás, esa persona deba verse la serie de nuevo.

El Otis del inicio no tiene nada que ver con el Otis del final. Madurar y crecer es ser consciente de que, a veces, hay que dejar marchar. Porque por mucho que Maeve y él se quieran, ella tiene unas aspiraciones y él las respeta por encima de todo. Y eso, amigos míos, es la mayor muestra de amor existente. Ese saber aceptar la posición del otro es el proceso más importante. Precisamente, hay otras partes del guión donde quizás sí pueda ser algo más raro el desenlace, como con Eric, pero todo la trama de Maeve y Otis es la mayor muestra de la madurez de ambos: se quieren, se respetan, pero no es el momento. De cómo no sólo han crecido ellos, sino también nosotros como espectadores mientras los veíamos.

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Nacho Requena Molina

Nacho Requena Molina

Periodista especializado en videojuegos y tecnología. Casi dos décadas dedicado a ello.

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