Quiza por “Electronic Entertainment Expo” no te venga nada a la cabeza, pero seguro que sí por “E3”. Y es que la feria de los videojuegos más importante de la historia está en boca de todos por los recuerdos que nos ha dejado, como diríamos al estar guardando a un muerto. Porque es en lo que se ha convertido: el E3 ha declarado finalmente que ha pasado a mejor vida, algo que ya intuíamos después de la descafeinada edición de 2021. Se nos va el mundo que conocíamos.
25 años de videojuegos
Del 11 al 13 de mayo de 1995 tuvo lugar el primer E3 en Los Angeles, donde fueron más de 40.000 personas. Se convirtió en el gran lugar al que había que ir si eras alguien en la industria en un tiempo récord: todas las grandes consolas se han presentado allí (y también los grandes fracasos) en un mundo que ha crecido y evolucionado junto a ella, desde el dominio de la prensa escrita hasta las primeras webs o, por supuesto, los modernos streams en directo. El E3 ha hecho historia y sin él la industria no sería la misma. Claro. Pero.
La guerra de consolas nunca se recrudeció tanto como en el E3, cuando un directivo de Sony salió al estrado, tras el anuncio de Xbox, y solo dijo una palabra: “299”. Era el precio de la PS2: uno de esos momentos que podían vivirse antes de que cada show se midiera al dedillo, con anuncios constantes y un juego de luces en el que nada quedaba al azar. Cuando el futuro de los videojuegos se decidía en unas salas pequeñas para unas pocas personas. Cuando todo tenía mucho más encanto.
Pero ahora, todo le importa a todo el mundo al mismo tiempo. Y las productoras tienen que dejar una impresión en el público que no se diluya en cuando la siguiente anuncie sus juegos. Quizá por eso Nintendo prefirió salirse del E3 (en un momento muy arriesgado en su momento) para presentar sus propios Directs, vídeos pregrabados donde podía controlar toda la narrativa. Sony y Microsoft siguieron poco después. Y la guillotina ya estaba preparada.
Ahora, los streams particulares (y los tráilers en los Game Awards) es lo único que tendremos tras el final definitivo del E3, que da carpetazo a una etapa increíble en la historia de los videojuegos. Da mucha pena, sí, pero quién sabe, en este mundo vibrante nada permanece muerto durante mucho tiempo y siempre puede venir alguien con una nueva idea que lo resucite. De momento tenemos que enjuagarnos las lágrimas y aceptar, con tristeza, que el E3 ha fallecido. ¡Viva el E3!
