Hace solo unos días, Niantic anunciaba de golpe y porrazo un buen puñado de despidos, la cancelación de varios juegos y dejaba a ‘Pokémon Go’ con una mano delante y otra detrás como la única rama a la que la compañía podía agarrarse para seguir dando beneficios. Hoy, para dar otro varapalo, hemos sabido que una ex-trabajadora les ha demandado por discriminación sexual. No pintan bien las cosas en Niantic, definitivamente. Y ellos mismos se lo han buscado.
Pokémon No
En la demanda se explica claramente que las mujeres, y especialmente las mujeres de color, no eran pagadas igual por el mismo puesto de trabajo que los hombres en la empresa. De hecho, acusa a Niantic muy claramente de ser un “club de tíos”. No nos engañemos, es más habitual de lo que parece en una industria que moralmente a veces parece que sigue viviendo en los tiempos de los ocho bits.
En este caso, la mujer explica que (no os asustéis con las cifras) entró ganando 70.000 dólares anuales en febrero de 2020 y acabó teniendo un sueldo de 84.000 cuando se dio cuenta de que un compañero hombre con un rango inferior al suyo estaba levantando más dinero a pesar de tener menos responsabilidades. Como estaréis adivinando, el hallazgo no le sentó precisamente bien.
Para hacernos una idea: el año pasado, mientras ella cobraba 105.000 dólares al año, él, que estaba un nivel por debajo, conseguía 127.000. O lo que es lo mismo, la diferencia de un sueldo de persona en España. Incluso con un aumento de 10.000 dólares anuales en 2023 seguía estando por debajo de su compañero. Es más, cuando, por obligación (una ley de transparencia), Niantic tuvo que poner el rango de pago para gente de su nivel, seguía estando 10.000 dólares por debajo del precio más bajo anunciado por la propia empresa.
¿Y qué pasó cuando las mujeres de Niantic elevaron la queja a los altos cargos? Podéis imaginarlo: pura hostilidad. Es más: en aquella reunión le aseguraron que sus evaluaciones laborales se estaban viendo afectadas por discutir ese tipo de cosas en el ambiente de trabajo y cejó en su intento. Vamos, un sitio precioso donde currar. Casi tanto como Blizzard o Riot. La industria de los videojuegos, la casita del árbol en la que muchos sienten que las mujeres no deberían tener cabida. Año 2023. Ya va siendo hora de ponerse las pilas.
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