Mucha gente cree que ser una persona horrible en Internet no tiene consecuencias. Y no nos referimos sólo a insultar puntualmente a alguien. Nos referimos a personas que creen que el acoso continuado, las amenazas de muerte y lo que en cualquier otra circunstancia se consideraría un delito grave y algo incompatible con ser una persona que pueda vivir en sociedad está fuera de toda duda. Por eso es una buena noticia descubrir que Bungie, creadores de Halo y Destiny 2, han tomado cartas en el asunto cuando uno de sus empleados se ha visto involucrado en estas circunstancias.
Jesse James Comer ha sido condenado a pagar 500.000 dólares a Bungie por orquestar un campaña de acoso y revelar los datos personales de un community manager de Bungie tras que éste destacara el trabajo de un creador de contenido de color. Según ha informado la corte del Estado de Washington, Comer comenzó haciendo llamadas amenazantes al teléfono personal del CM de Bungie, para después seguir con su esposa. Algo que escalaría poco después a pedir una «apestosa, virtualmente incomible pizza» de Domino’s, dando instrucciones al repartidor de que llamara al menos cinco veces y que pagaría en efectivo al llegar. Una manera de demostrarle al community manager de Bungie que sabía su dirección y que podía ir a por él si es que así lo quería
Comer dejó un registro escrito de todo esto en un grupo de Steam llamado terr0rgang. Un grupo que «mantiene un pack de archivos de sonidos y ruidos clasificados como “violadores de oídos” y cuyo uso está permitido entre sus miembros como parte de sus campañas de terror». Algo que Comer utilizó solo horas después de enviar la pizza.
Tras el ataque con la pizza, Bungie decidió tomar cartas en el asunto. Enviando «protección ejecutiva» para asegurarse de que ni su community manager ni su familia corrían peligro físico y contratando investigadores privados y consejeros externos para identificar y llevar ante la justicia a Comer, una vez conocieron su identidad, lo llevaron a las cortes, lo cual ha acabado con una multa de medio millón de dólares. Una cantidad de dólares que le quitará las ganas a Comer de repetir nada parecido en su futuro y que, además, sentará un precedente para otros casos similares. Porque la próxima vez que alguien quiera hacer algo así, los jueces tendrán una sentencia a la que aferrarse. Y 500.000 dólares no es una cantidad de dinero que mucha gente pueda pagar for the lulz.
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