A algunas personas les dan miedo los payasos. Ni siquiera los payasos siniestros. Los payasos normales, que no tienen nada de aparentemente siniestro, les hacen sentirse incómodos o violentados. Esto puede sonar extraños para quienes no sufran de coulrofobia, pero es una fobia bastante más común de lo que se piensa; de hecho, hasta un 5% de los americanos la sufren. Quizás incluso la sufres tú mismo. Y ahora, un profesor universitario, ha descubierto las causas de la misma.
Philip John Tyson. profesor asociado de psicología de la Universidad de South Wales, ha publicado un artículo académico sobre el miedo a los payasos junto a sus colegas Shakiela Davies, Sophie Scorey y William James Greville. De nombre «Miedo a los payasos: Una investigación en la etología de la coulrofobia», este artículo publicado en Frontiers of Psychology entrevistó a más de 500 personas con miedo a los payasos para ahondar en cuáles eran las razones para sus temores a los mismos. Llegando a algunas conclusiones muy interesantes por el camino.
Lo más interesante, aunque no demasiado sorprendente, es que tener una experiencia traumática con un payaso no es una razón de peso para desarrollar coulrofobia. No lo es para ninguna otra fobia, y tampoco lo es para esta. Sin embargo, hay una cosa que sí destacó la gente de los payasos y es que resultaba difícil saber en qué estaban pensando, al mismo tiempo que resultaban impredecibles. Al tener rasgos muy poco legibles, y un comportamiento errático e inteligible, las personas que sufren de coulrofobia leen a los payasos como entidades potencialmente peligrosas. De forma similar a como los aracnofóbicos ven a las arañas.
Tampoco ayudan lo exagerado de sus rasgos. Al enfatizar su aspecto para antojarse no exactamente humano se refuerza la idea de no ser confiables, o ser potencialmente peligrosos, favoreciendo así la ansiedad de quienes sufren de esta fobia. Algo en lo que, por supuesto, Hollywood tiene algo que decir. Porque la representación de Hollywood de los payasos terroríficos parece ser que también ha tenido un gran impacto en esta percepción negativa de los mismos, según este estudio.
Por todo ello podemos concluir que, aunque los payasos no tienen la culpa, es inevitable la coulrofobia existe. Simplemente, los payasos dan miedo. En su intento de ser encantadores y graciosos por alejarse de lo humano, resultan siniestros y fuente de ansiedad para muchas personas. Y todos los payasos del mundo tendrán que vivir con esa contradicción eterna. Da igual cuanto se esfuercen en hacer reír a la gente, siempre habrá un grupo de gente a la que harán llorar.
